jueves, 11 de abril de 2024

Carta abierta a la señora Chueca

 


Excelentísima señora: Comenzaré por decirle que yo no voté a su partido político, por lo tanto, tampoco a usted, cosa de la que me alegro, más todavía cuando he sabido que su partido político, el PP,  ha tenido que pactar con la ultraderecha para poder administrar el Ayuntamiento de Zaragoza; y, cómo no, para que usted pudiese alzarse con el santo y con la peana. Le conozco a usted solo de vista, por la televisión. Un día la vi en la pequeña pantalla echando a un lado a un señor de aspecto pícnico para que éste no le “robase escena” cuando usted interpretaba una jota con estridente timbre de voz. Pero a lo que iba, señora mía. Acabo de enterarme por la prensa aragonesa que el Ayuntamiento que usted preside lleva intención de montar un campo de fútbol portátil mientas se lleva a cabo el derribo y posterior campo en la actual Romareda. Doy por hecho que usted habrá valorado el peligro que entraña  la alternativa contemplada de poner de forma provisional templetes para 20.000 espectadores en un erial de la prometida Ciudad Inteligente del Deporte, cerca de Juslibol.  A mi entender, el supuesto ‘plan b’ que usted lleva en su colodrillo se me antoja desafortunado por el riesgo que ello supone de que se pudiese venir abajo uno de esos tinglados circenses, y por su elevado coste, que desconozco. Como alcaldesa de la Ciudad de Zaragoza, la considero a usted conocedora de que el dinero público es de todos y, por tanto, que hay que ser consciente sobre en qué se gasta cada euro que entra en las arcas municipales. Me consta que la idea de la obra faraónica que pretende poner en marcha no es suya sino que fue una promesa del señor Azcón, hoy presidente de la Comunidad Autónoma de Aragón, cuanto era aspirante a la Alcaldía, sabedor de que una nueva Romareda era el mejor gancho en las urnas para el alcance de sus objetivos, sabedor de que muchos zaragozanos prefieren priman los "alirones" sobre la eficacia. Lo cierto es que no se sabe a día de hoy quién, cómo y cuándo se hará cargo de ese tremendo gasto, ni en qué proporción, ni a cargo de qué presupuestos. Usted, señora mía, fue directora de márquetin de “Imaginarium”, el grupo de tiendas fundada por Félix Tena en Zaragoza, en 1992, con dos puertas (una para entrada de los padres y otra para paso de hijos pequeños) donde se vendían juguetes, y que cargada de deudas tuvo que cerrar el negocio. Digo más, Marcelino Iglesias, siendo presidente del Gobierno de Aragón, llegó a comparar en 2003 a Félix Tena con Ramón y Cajal, Goya, Gracián y Buñuel. Pero mi asombro puede ser mayor aún si un día Jorge Azcón se viene arriba y compara su mérito en la construcción de la nueva Romareda con la obra de Antonio Gaudí. Al arquitecto catalán le atropelló un tranvía de la línea 30 en la barcelonesa calle Bailén. Sobre usted, señora, no sé cómo puede acabar su mandato, aunque pudiera ser que como el gallo de Morón. Eso sí, imaginación no le falta. Hoy he recibido una carta del Ayuntamiento donde me tutean (me toman por un primo) al tiempo que me envían una tarjeta para que pueda abrir un contenedor marrón cada vez que tenga que de depositar en él las cáscaras de langostinos, las bolsitas de infusiones, los posos de café y los tapones de corcho, para que puedan ser convertidos en fertilizantes. A mi entender, más debería preocuparle a usted la limpieza de las calles, que están inmundas. Pero prefiere hacer suyo un viejo anuncio de Agrar: “sembrando vigor cosechamos amigos”. Usted, señora Chueca, debería haberse dedicado a la Arquitectura, o sea, a construir acueductos, como el de Segovia; teatros, como el de Mérida; o circos, como el Coliseo romano. La nueva Romareda no dejará de ser una obra menor, por muchas luces que le pongan. Saludos cordiales.

 

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