lunes, 1 de abril de 2024

Dejemos fluir abril

 


En la letanía 37 de “Oficio de tinieblas 5” señala Cela: “Es preciso reírse sobre la imagen de la propia derrota, no debe nadie preguntar a nadie acerca de las causas de su derrota, esas ya son sabidas aunque sobre ellas se guarde silencio respetuoso”. Me he permitido colocar dos comas que no existen en el texto oficial, pero se me antojan como un descanso en la escalera cuando subimos a un ático y se ha roto el ascensor. Ya está cautivo y desarmado el ejército rojo, ya estamos hartos de subir el brazo saludando a la romana, ya se ha cantado en los templos el salmo 50, el miserere, previo a proceder a encender el cirio pascual, ya están todos los santos, las vírgenes y los cristos procesionados e incensados, ya se ha apagado el retumbar de tambores, la pascua florida asoma en las ramas de los manzanos en flor y ya hemos tomado la Bastilla con jaculatorias y guardado en los armarios los trajes de pierrot y los capirotes, terceroles y bonetes de cuatro picos que tanto asustan a los sietemesinos hasta el año siguiente. Hoy es san Venancio de Camerino, invocado contra las úlceras y la lepra, y torturado y martirizado con quince años. En Buñol, el pueblo de las tomatinas, lo llevaban en andas por los quintos. Dice una leyenda que al otorgar la carta puebla a Buñol en 1611 tras la expulsión de los moriscos dos años antes, las autoridades eclesiásticas del momento ofrecieron una misa y después se procedió a la elección de patrón ante la presencia del notario José Dauder. Para esto se metieron los nombres de todo el santoral en un talego, se procedió a extraer uno y salió Venancio, como pudo haber salido otro,  verbigracia, Macario, que según se cuenta en la letanía 700, “encontró una salamandra dentro de un bloque de hielo, llevaba un siglo dormida, y empezó a dar brincos y piruetas sobre la yerba quemando todo lo que tocaba”; o Nabucodonosor, que como se afirma en la letanía 747 es “el  ciempiés dócil que anida en la vulva de la bruja Dominguina, que subía montes muy elevados de un solo brinco…”. Dejemos fluir abril sin algarabías. La borrasca Nelson se marcha y no queda otra que mirar por un canuto en la celosía del mirador cómo hacer la Declaración sobre la Renta sin tropezar y caer por el cantil con aspavientos desesperantes tras haber amarrado los machos al proís del lago Tiberíades. Ha llegado la hora de desmontar el tenebrario y dejar que Toribio saque la lengua, el matasuegras se estire con los soplidos como los penachos de plumas de los caballos de las funerarias y de olvidar para siempre la voz de castrati de un generalito pelele e iluminado con luz de candil, espolón de gallo, laureada en pecho y de poco fiar.

 

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