lunes, 8 de abril de 2024

Madrid en gris

 


En su libro “El nido de la paloma”, Elisa Cuarental narra cómo vivieron tanto ella
 como su familia la Guerra Civil en el Madrid de las checas, de los sobresaltos, del miedo y del hambre. Dice que la guerra le sorprendió en la Sierra de Guadarrama “donde habían alquilado una casita preciosa en el cerro de la Cebollita”, donde se encuentra la residencia del Banco de España, bastante alejada del centro de Cercedilla. Recuerda que el cerro tenía una magnífica visibilidad, y subían allí para ver los combates que se libraban en el Alto del León. Dice: “Nos disponíamos a comer un suculento cocido madrileño con sus garbanzos, carne, puntas de jamón y codillo, chorizo y gallina y su morcilla echada a última hora. La sopa era de fideos, nunca se me olvidará. Siempre que como cocido me acuerdo de aquel ágape que nunca concluyó. Iba por la tercera cucharada de sopa, cuando una explosión aterradora me hizo soltar la cuchara y ponerme de pié , lo mismo que los que me rodeaban. Siguió otra explosión, y creo que otras dos más”. Se marcharon a casa de doña Petra, amiga de su abuela y que tenía una casa en Peñafría, en la zona de los pinares”. Así comenzó todo. Pero a los ocho días se presentó un coche de milicianos. Era Luis, el chofer de sus abuelos, para invitarles por seguridad a que todos regresasen a Madrid. Más adelante señala que “ el doctor Marañón llevaba una boina negra y un capote militar con el distintivo de la Cruz Roja”. Lo volvió a ver trece años más tarde en el Café Gijón. Estaba escribiendo. Marañón nunca se permitió un minuto de asueto. Decía que era un trapero del tiempo. A finales de octubre, Madrid sufrió uno de los peores bombardeos. Los aviones eran como una plaga de langosta. La Puerta del Sol fue bombardeada una noche con bombas incendiarias, ardiendo muchas casas de Alcalá y Arenal. La gente se pasaba muchas horas en las colas para coger comida. Todos los colegios están cerrados. Aquello fue para vivirlo. El libro, que detenta un cierto tufillo burgués (me recuerda a Elena Fortún y los infortunios de Celia), fue editado por La Productora de Ediciones EL Museo Universal, Madrid, 1992. 81 cap., 266 pp. Recomiendo su lectura.

 

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