martes, 20 de agosto de 2024

Ficus

 


Me sorprende ver en Diario de Cádiz un artículo, "Los ‘Federicos’ de Barbastro", firmado por Francisco Correal, donde su autor  hace referencia a unos frailes asesinados en esa localidad oscense a principios de la Guerra Civil. Sobre el periodista, nacido en Puertollano en 1957, colaborador en diversos medios (El Correo de Andalucía, Diario 16, Diario de Sevilla, El País…), que ahora aparezca en Diario de Cádiz no me causa sorpresa. Lo que me ha chocado es el tema elegido en un periódico de Cádiz, esa “Habana con más salero”, como escribió el letrista Antonio Burgos y le puso la música Carlos Cano. Posiblemente, Burgos se inspiró en unas declaraciones de Lola Flores a su regreso de Cuba en la época de Batista, tras haber actuado  con mucho éxito. Dijo Lola: Hijo, aquello [refiriéndose a La Habana] es como Cádiz, pero con más negros y con más palmeras que las que hay en el Parque Genovés”. Y en 1984 se juntaron ambos autores, Burgos y Cano, en Matalascañas “a rematar y componer”. Según escribió Francisco Apaolaza (La Voz de Cádiz, 04-10-2009), “entonces, ninguno de los dos se imaginaba el alcance de lo que acababan de conseguir. Ni barruntaba el sevillano -refiriéndose a Burgos- que Cádiz le daría una calle entre El Mora y La Caleta y el título de Hijo Adoptivo”.  Fernando Quiñones (del que quedé prendido al leer “Las mil noches de Hortensia Romero”) le corrigió un verso. Le dijo a Burgos: “En vez de ‘canción tan rica/ se la dedican los trovadores’  tenías que haber puesto ‘cosita rica’, que es mucho más antillano”. Aclaro que La Caleta es una playa y el Mora es el Árbol del Mora, el nombre con el que se conocen los dos ficus de gran tamaño que se encuentran a la espalda de La Caleta y que tienen una curiosa historia. Todo surgió a raíz de la llegada a Cádiz de dos religiosas a principios del siglo XX procedentes de la India. Ambas monjas, que pretendían llegar al norte de España, enfermaron al poco de desembarcar en la bahía de Cádiz y fueron llevadas al Hospital de Mora (promovido por José Moreno de Mora para paliar las deficiencias en infraestructuras sanitarias de Cádiz a inicios del siglo XX, hoy Facultad de Empresariales). Aquellas monjas habían traído consigo cuatro macetas donde tenían plantadas cuatro ficus de pequeño tamaño de la variedad magnolia. Parecían  bonsáis. Las monjas fallecieron a los pocos días y el Ayuntamiento decidió plantar los cuatro ficus en 1903. Dos de aquellos ficus se plantaron frente al Hospital del Moro y los otros dos, en La Alameda Apodaca. Y allí siguen. Corrieron mejor suerte que el ficus del sevillano barrio de Triana, talado en 2013 para evitar que sus ramas y raíces rompieran la techumbre y los cimientos de la iglesia de San Jacinto. Los ecologistas protestaron, y se paralizó la tala por orden judicial cuando ya estaba talado. Aquel árbol fue traído a Sevilla por frailes dominicos desde Puerto Rico en 1913.

 

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