jueves, 1 de agosto de 2024

La democracia no es esto

 

Carmen Tomás, en su artículo “La macro bien, la micro no”, en Diario de León, señala que “la economía española logró un crecimiento de 8 décimas en el segundo trimestre del año, lo que llevó la tasa interanual al 2,9%. Funcionaron las exportaciones, el consumo, la inversión y el turismo”. “Sin embargo -sigue contando esa periodista- la vida de las empresas y las familias no muestra esa buena tónica. Gran parte del consumo de los hogares se está realizando a crédito. De hecho, el Banco de España lleva meses alertando del crecimiento de los créditos al consumo, con un aumento que ya rondan el 8%. La cesta de la compra sigue intratable y el recibo de la luz para millones de españoles ha vuelto a escalar hasta cifras nuevamente complicadas de asumir con sueldos medios muy bajos. Si hablamos de la vivienda, encontrarla y
poder pagarla, es todo un hándicap”. Nada nuevo bajo el sol en un país, el nuestro, donde un trabajador en nómina necesita atarearse siete meses de los doce que tiene el año para poder cumplir con el Fisco. No pasaría nada si las contrapartidas a esos sacrificios fuesen medianamente razonables. Pero a nadie se le escapa que pagamos más de lo que recibimos, que el dinero público no sabemos a ciencia cierta a qué se destina, que las carreteras son infames, que los trenes se retrasan más de lo necesario, que los hospitales están saturados, que los jubilados siguen pagando por los fármacos en las oficinas de Farmacia, que hay más inseguridad ciudadana, que las calles de las ciudades importantes están sucias y llenas de inmundicias, que no existe control sobre ruidos, sobre terrazas, sobre patinetes… No voy a explayarme en lo tópico que todos los ciudadanos conocemos. Al ciudadano de a pie le trae al pairo los beneficios empresariales de la banca en del primer semestre, a qué cuartel va a ir la hija del rey, o cómo hay que pelar una guanábana. Lo que le interesa es que baje el precio del aceite de oliva, poder ir seguro por la calle, que no le den cita para un especialista de la Seguridad Social para dentro de seis meses, que no le cobren en su banco por ingresar dinero, o por el concepto de “mantenimiento de cuenta”, tener unas jubilaciones dignas, y, lo principal, poder llegar a fin de mes con un sueldo de mierda. Los datos macroeconómicos que no se traducen en mejoras al contribuyente, y una vertebración territorial donde hay comunidades de primera (País Vasco, Cataluña y Navarra) y de segunda el resto, se traduce en una falta de respeto difícil de poder ser asumida por todos. No se puede, ni se debe, arruinar al pueblo a costa de un Estado. De ser así, el escudo de España será una adarga donde poder resguardarnos de las embestidas de los patrioteros que nos gobiernan sin empatía; y la bandera, un trapo a modo de biombo donde poder ocultar al espectador un proscenio deplorable atiborrado de hijos de la gran puta que justifican su inacción soplando vuvucelas (sí, con dos uves) para que su guateque no decaiga. La democracia, como dijo Ortega en 1931 al referirse a la República, “¡no es esto, no es esto…¡”.

 

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