Ni me imagino lo que supondría hacer el recorrido de un Camino de Santiago lleno de aventuras
desde distintos lugares de Europa desde que unas noticias aparecidas en el
sigloVII, en el Breviarium Apostolorum,
escrito en latín por autores occidentales siguiendo fuentes bizantinas y donde
se hace referencia a Santiago el Mayor,
Felipe y Mateo. Y en España, el primer testimonio sobre la evangelización
del hijo de Zebedeo se corresponde
con una obra de san Isidoro, De ortu et obitu patrum, redactado hacia
el año 650. También el beato de Liébana,
en su Comentario al Apocalipsis, hace
referencia a Santiago y su evangelización por la Península Ibérica.
En el año 834, Alfonso II el Casto
tuvo conocimiento del hallazgo del cuerpo de ese santo y ordenó al obispo Teodomiro que se construyese una
iglesia para su culto coincidiendo con el presunto lugar de su tumba, en el
siglo IX. Tal conocimiento de su tumba fue consecuencia de unas luminarias que
ardían en el bosque y unas apariciones de ángeles presenciadas por un ermitaño
de nombre Pelayo. A tal “leyenda”,
corregida y aumentada con el tiempo, le siguieron otras con supuesta
anterioridad, como la aparición de María
en carne mortal a Santiago el 2 de enero del año 40 sobre una columna de jaspe a
orillas del Ebro, en lo que entonces se llamaba Celtiberia, para animar al
apóstol a predicar en Hispania. Existe un óleo de Goya, “La aparición de la Virgen del Pilar a Santiago
y a sus discípulos zaragozanos” pintado entre 1768 y 1769. Esa tradición parece
que fue descrita por primera vez en el Códice
de las Moralia in Job de Gregorio
Magno. Posteriormente se haría el primer templo dedicado a la María. Sobre tal aparente
suceso, un monje de San Germán de París, de nombre Almoino, en el año 835 (como puede comprobarse, sólo había
transcurrido un año desde que Alfonso II tuvo conocimiento de la tumba del
Santiago) escribió sobre la iglesia de Zaragoza dedicada a la Virgen “donde había servido
en el siglo III el mártir san Vicente”.
Se refiere a la primitiva iglesia que existía con anterioridad a la actual,
levantado por Ventura Rodríguez
siguiendo los deseos de Fernando VI
en 1754. Como puede observarse, las tradiciones tanto pilarista como jacobea
están vinculadas. La festividad del Pilar se trasladó al 12 de octubre por
deseos de Lorenzo Corsini, una vez
que fue nombrado papa con el nombre de Clemente
XII, entre 1730 y 1740. Una fecha que coincide con el avistamiento de La Española (actual isla que
comprende Haití y República Dominicana) por Rodrigo de Triana en 1492. Pues bien, recomiendo la lectura de Isidro G. Bango Torviso, El Camino de Santiago, (Espasa Calpe, Madrid, 1993) para poder
entender lo que significó entonces, y significa ahora, el discurrir de
peregrinos europeos por caminos diversos hasta llegar a Santiago de Compostela,
a ser posible provisto de bordón y esclavina. El final de trayecto termina con
el abrazo al santo en el interior de la Catedral. Es necesario que haga una precisión:
existe una clara diferencia entre peregrino y romero. Todo romero es peregrino
pero no todo peregrino es romero. Peregrino viene del latín peregrinus. Adjetivo: “Dicho de una
persona, andar por tierras extrañas que presentan dificultades”. La credencial
de peregrino es una especie de “visado” que debe ser sellado en cada etapa de
la ruta. También sirve para acceder a los albergues. La “Compostela” es un
documento que acredita el final de la peregrinación expedida por la Oficina del Peregrino. Se extiende otra
credencial (en otra oficina) para aquellos que llegan hasta Finisterre o Muxia.
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