La noticia del día es que la Familia Real ha protagonizado el
tradicional posado veraniego en Marivent. Y Felipe VI ha dicho su frase lapidaria: “Qué día de calor, eh”, al
dirigirse a los reporteros, con la llaneza de ese vecino del quinto cuando él y
yo coincidimos en el ascensor. Sólo le ha faltado decir: “Hay que ver cómo se
ha puesto de cara la merluza de pincho”. Imagínense ustedes que hubiese dicho a
los reporteros: “da sensación de que hay demasiado dinero en la renta
variable ante la baja valoración de la renta fija y a la retirada de bonos del
mercado por parte de los bancos centrales” (frase que tomo de Primo González). Los reporteros se
hubiesen quedado ojipláticos. Pero señalar que hace calor a finales de julio,
es una figura retórica relacionada con la tautología, que no es cosa distinta a
una afirmación obvia, vacía, redundante, inútil y viciosa, o sea, una
perogrullada. Sostiene Jaime
Peñafiel que “para la consorte, Marivent y Mallorca, le resulta una
pesadilla. Nunca le ha gustado la capital balear para las vacaciones. Lo justo
para cumplir con el gobierno balear, con la familia, con los mallorquines y con
la prensa. Algo así como diciendo: hemos venido, nos hemos exhibido, hemos
posado, hemos recibido a la sociedad de la isla y les hemos
obsequiado, ¿qué más quieren? Después de estas mini vacaciones, dejadme en
paz…”. Sostiene Peñafiel que “sucedió en 2015, el día de la entrega de los
trofeos de la Copa
del Rey. Mientras Felipe cumplía con su obligación de presidir la
ceremonia, Letizia recogía a sus
hijas y, en el mayor de los secretos, abandonaba Palma en dirección a Madrid
donde embarcaría en el vuelo TK- l860 de la compañía Turkish Airlines con dirección a… Estambul”. Y sigue sosteniendo
Peñafiel: “Y pensar que durante toda su vida, esta chica donde
disfrutaba de los veraneos era en Benidorm con su abuelo el taxista…”.
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