jueves, 20 de julio de 2017

Repartos a golpe de pedal




Con una tasa de paro de larga duración del el 39% y el 38,5% de paro juvenil que no nos venga diciendo el Gobierno que España está creciendo más que ningún otro país europeo. Es evidente que las cotizaciones de las personas en activo no dan para mantener las pensiones de jubilación. Ante tal disyuntiva, el FMI “invita” a los trabajadores a que se hagan un fondo de pensiones privado. Vicente Lozano, en El Mundo, señala que, pese a todo ello, el Gobierno de Rajoy “ha decidido bajar impuestos el año que viene, repartir más dinero entre las comunidades autónomas, que los ayuntamientos puedan utilizar casi a su antojo su superávit, ha levantado el veto a la creación de puestos de funcionarios y se plantea que algunos colectivos de la función pública puedan reducir la jornada laboral hasta las 35 horas el año que viene”. ¿Serán esas las zanahorias a las que hacía referencia Montoro para época preelectoral? Pero, ¿qué trabajador puede detraer de su menguado salario una parte importante del mismo para hacerse un fondo de pensiones privado? Por otro lado, con sueldos menguantes no puede cotizarse mucho a la Seguridad Social. No se puede pedir en la pescadería merluza grande que pese poco. Este se ha convertido en un país de servicios: de camareros y de repartidores. Da pena comprobar cómo ya empezamos a ver por nuestras calles algo que parecía impensable: los repartos domiciliarios a golpe de pedal, mochila al hombro y bajo un sol de justicia, como practican muchos jóvenes contratados por las empresas Glovo y Deliveroo. A mi entender, de esa forma de entender el trabajo juvenil a la esclavitud sólo hay un paso.

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