Entiendo que tiene razón Nicolás Salas, en El Correo
de Andalucía, cuando afirma que “durante
nuestra vida laboral hemos cobrado por nómina y en esta nos han descontado el
IRPF. Ahora somos jubilados y todos los ministerios de Hacienda nos vuelven a
cobrar el IRPF que ya pagamos en su día. Esto supone una barbaridad
administrativa. Una injusticia. Un abuso. Una chulada”. Es decir, que
retener el IRPF a las clases pasivas es un “repago”, como sucede con las
medicinas con receta. Partiendo de la base de que la paga de jubilación no es
un sueldo sino un derecho adquirido por los años de cotización en activo, no
debe ser considerado de ninguna de las maneras como un rendimiento del trabajo.
¿Qué trabajo? Aquí, el único trabajo que hacen los jubilados es el de ayudar en
la medida de lo posible a sus descendientes en apuros económicos y cuidar a los
nietos mientras los padres trabajan por un sueldo en muchas ocasiones
miserable. Pues bien, si las pensiones actuales se fueron generando durante la
vida laboral, considérense al menos como rendimiento del capital, con una
fiscalidad menor. Digámoslo claro, los jubilados estamos atrapados en una
estafa piramidal sin visos de solución. Durante la vida laboral se nos hicieron
unas importantes retenciones en nómina. Entendimos, sin embargo, que llegado el
momento de la jubilación recuperaríamos el montante hasta entonces descontado,
en el supuesto de que siguiéramos vivos. Lo único que tenía que suceder, además
de seguir vivos, era que trabajasen y cotizasen otros dos ciudadanos por un
tiempo no inferior a 35 años. Día
llegará, a este paso, que para tener derecho a cobrar la pensión de
jubilación sea necesario que el beneficiario
tenga 70 años de edad y deba acudir a la Tesorería de la Seguridad Social
acompañado de su padre. ¿Que qué le dieron a Frasquito, pregunta usted?
Por retambufa.
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