sábado, 21 de abril de 2018

¿Cuándo se ha acordado Rajoy de Aliste?



El pasado jueves escribía “Rajoy y la capa parda” en referencia a la capa alistana que la Diputación de Zamora había entregado a Mariano Rajoy Brey. Y decía que  esa prenda sobre sus hombros  era la expresión de la proyección futura de los pequeños municipios, en referencia a esos 525 millones de euros que el Gobierno pretende adjudicar  a los operadores de telecomunicaciones  hasta 2021 para que Internet  llegue vía satélite al último rincón de España. Promesas que posiblemente llevará el viento, como tantas otras. Pues bien, hoy sábado, en El Correo de Zamora, Braulio Llamero señala que él también tiene una capa alistana aunque nunca se la ha puesto. Y cuenta la historia de aquella capa. Dice: “Mi capa alistana era en realidad de mi padre. Tampoco él, a decir verdad, la usó mucho. Quizá un par de veces. La compró, en su momento, para lo que era: irse con el ganado, de pastor, cuando había que cuidar ovejas. Pero no llegó a ser pastor ni tuvo que pasar tantas noches al raso, a la intemperie, en el campo, como temía”.  Al poco tiempo de haberla adquirido marchó a trabajar a Alemania. Cuenta la peripecia de su padre y la  de otros muchos españoles en los años 60. Así lo describe: “Un tren inmenso -para mis ojos de niño, siete años- paró en la estación de Zamora y recogió a una muchedumbre, la mayoría varones, cargados con maletones raídos, atados con cuerdas. A mi padre, como a los demás, le pusieron una etiqueta en la solapa. Allí estaba la dirección a la que iba y la fábrica en la que tenía que trabajar. Ninguno, como es natural, sabía otro idioma que el de nacimiento.  Así que iban facturados como paquetes, como sus maletas de cartón pintado o mimbre. Se fue el tren de los emigrantes y atrás quedaron -quedamos- familias, pueblos, provincia y la apenas estrenada capa alistana de mi padre. Un año después le siguió mi madre, mientras los hijos quedamos en internados o al cuidado de familiares”.  Sobran los comentarios. La capa parda de Aliste -como bien indica Braulio Llamero –“no es una prenda festiva o de ceremonias.  Era lo que se ponían los pastores para sobrevivir días y días, semanas y meses a la intemperie, lloviese o cayesen rayos, helase o nevara. Es un tejido vasto, muy grueso y pesado, hecho al modo en que se trataban los tejidos en los viejos batanes de las aceñas: a golpes para que no quedase una sola rendija por la que pudiera colarse el fío o el agua. No es prenda de ceremonias ni merece ser lucida por Rajoy, un presidente del Gobierno que ha negado cualquier futuro a comarcas como la de Aliste”.  En eso estamos Braulio Llamero y servidor de ustedes de acuerdo.

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