Fíjense cómo anda de mal el servicio de Correos que
se acaba de poner en circulación un sello de León con la imagen de la Catedral
de Burgos. No sé qué diría el maestro
Enrique, que también se hizo cargo de la Catedral de León inspirándose en
la Catedral de Reims, si no estuviese muerto, o el Papamoscas, ese reloj con figura articulada que cuando señala las
horas mueve un brazo para dar el campanazo y abre la boca, pero no habla. O el Martillo, el otro autómata que se
encuentra a su derecha en un balcón y que anuncia los cuartos. El Gobierno que
preside Rajoy está más atento a la
subida de los franqueos postales (una carta hasta 20 gramos cuesta 0’55 euros)
que a los hojaldrados nicanores de Boñar
y a las mantecadas de Astorga. Ayer decía que el Gobierno está perdiendo masa, masa muscular, claro, y ahora
creo que sufre del mal de la piedra. A este paso, cuando le llegue el turno a
Zaragoza puede aparecer en el respectivo timbre postal la Torre del Oro, como sucede con el escudo de Santander, y en el de
Sevilla, la torre de San Juan de los
Panetes, próximo al Torreón de la
Zuda, iglesia construida en 1725 y con su torre bastante inclinada hacia la
Basílica de El Pilar, no sé si por
causa del terremoto de Lisboa ocurrido treinta años después y que también
dobló las escaleras del Palacio de Tarín.
Pero, como dijo Franco a la muerte de
Carrero, “no hay mal que por bien no
venga”. Y ese error numismático, puesto que ya existen sellos de León a la
venta, seguro que habrá alegrado a los filatélicos. El presidente de Correos, Javier Cuesta Nuin, ya ha señalado
que se creará otro sello más representativo, donde pueda verse la Catedral de
León dentro de la letra “E”. Ya te digo…, esto es como para ir a mear y no
echar gota. Y es que el Gobierno está más pendiente de las encuestas, en las
que le adelanta el partido de Rivera,
que en mantener las formas en los franqueos de
la correspondencia epistolar entre ciudadanos, que ya casi no se cartean
y sólo franquean las cartas para enviar los crucigramas resueltos al concurso
semanal del “Quiz” por si sonase la flauta.
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