jueves, 19 de abril de 2018

Rajoy y la capa parda



Considero importante que el Gobierno intente por todos los medios a su alcance dotar a cinco millones de ciudadanos que viven en pedanías y  zonas rurales  con una orografía complicada de servicio de Internet. Pero el Gobierno, también, debe entender que en todas las cosas existe un orden de prioridades. Antes que Internet está el arreglo de las carreteras secundarias. Antes que Internet está la Sanidad. Antes que internet está la Educación.  Y en esas zonas rurales sólo hay consulta médica, como mucho, una vez por semana, a los pocos colegiales que quedan los desplazan a lugares distantes mediante autocares infames, las carreteras son tercermundistas y hasta el pan llega mediante furgonetas de raparto. Esos cinco millones de ciudadanos que viven atomizados en zonas de difícil acceso necesitan médicos, maestros, carreteras transitables y bibliotecas públicas. El gasto de 525 millones de euros que se adjudicará a los operadores hasta 2021 y  que el Gobierno pretende gastar en esas infraestructuras vía satélite son equivalentes a 105 euros por persona, que pagaremos el resto de los ciudadanos. En época electoral (las municipales están al caer) suelen ofrecerse puentes donde no hay río. Pero, a mi entender, Internet  por sí sólo no saca de la burricie a aquel que la padece. Mal asunto cuando en los tristes pueblos del páramo español se arreglan torres de iglesias con cargo al contribuyente y no se alzan chimeneas de fábricas. A Rajoy le han colocado el pasado sábado en la Diputación de Zamora la capa parda alistana, se ha venido arriba y ha puesto esa horrenda prenda como ejemplo de la proyección futura de los pequeños municipios. ¡Chupa del frasco!

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