El bucle
En el suplemento “Chic” de Libertad Digital
aparece una foto de Felipe VI
acompañado de su consorte y de sus dos hijas (que se parecen a los Albertos con
esas gabardinas de comando tan carísimas) saliendo de una clínica de La
Moraleja donde estaba el Emérito recién
operado de la rodilla. Sonrisas forzadas para la posteridad. Pero en Libertad Digital,
ya saben, entre col y col, lechuga, recuerda Jiménez Losantos (con
la sorna que caracteriza a los aragoneses, incluidos los de Orihuela del
Tremedal) que este sábado se cumplen seis años del célebre trompazo en Botsuana
de don Juan
Carlos y su cacería de elefantes. Escribe: "Aquel escándalo acabó
provocando la abdicación de Campechano y la
llegada de Felipe VI. En 1931, su abuelo huyó y nos dejó un lío tricolor que
acabó en guerra civil. En 2012, tal vez un tal Jonny Walker (sic) salvó la
Corona de España".
Sí, pero se ha dejado cosas en el tintero: quiénes dieron el golpe de Estado y
quiénes conformaron la trama civil que lo apoyó: los africanistas, los quintos de
la perrera, los novios de la muerte, la verborrea de Queipo, los delirios de un
general sin ojo, la perdición de unos insensatos, la “geografía poco
extensa” de un telegrama antes de la muerte de Calvo, donde Franco parecía
que se achicaba, donde Mola mandando
recados, donde la Iglesia achuchaba por haber perdido el poder de la Enseñanza…
¡Jonny Walker
ni quita ni pone coronas, hombre! Jonny Walker,
solo, o con soda, o hielo, únicamente ayuda a que la fiesta no decaiga. Aquí
sólo quita y pone coronas la muerte o la abdicación del titular. Isabel II abdicó
en su hijo Alfonso
el 25 de junio de 1870, cuando ya llevaba casi dos años en el exilio; el hijo
de éste, Alfonso
XIII, renunció a la Jefatura de la Casa Real a favor de su hijo Juan el 15 de
enero de 1941, casi diez años después de marcharse de España; Juan renunció a
sus derechos dinásticos a favor de su hijo Juan Carlos el
14 de mayo de 1977, cuando éste llevaba ya dos años y pico reinando; y Juan
Carlos I abdicó en su hijo Felipe en la
mañana del 2 de junio de 2014, aunque continúa desde entonces ostentando el
tratamiento de rey. Sólo hubo dos excepciones: José I Bonaparte,
que se marchó de España en 1813 tras la derrota de Vitoria y por el Tratado de
Valençay, donde se reconocía a Fernando VII
como rey de España; y Amadeo I de Saboya,
donde se dio la circunstancia de que habían asesinado a su valedor, Juan Prim (autor
de la frase “los Borbones nunca más”), a finales de diciembre de 1870, mientras
navegaba hacia España para ser coronado, y que abdicó en 1873 con la excusa de
una sublevación en el seno del Ejército. ¡Excusas de mal pagador! Las razones
fueron otras. Pero en enero de 1875, Alfonso XII era
coronado rey. Diez años más tarde moría de tuberculosis en el Palacio de El
Pardo y se instalaba la regencia de su consorte, María Cristina de
Habsburgo-Lorena, más conocida como “Doña Virtudes”,
hasta 1902. Lo que llegó más tarde sería volver al buche conocido, que no
resolvió el Jonny
Walker, sino el Pacto
de San Sebastián, que puso las peras al cuarto. “Yo no te digo no que sí, ni
que no, sólo te digo que si quieres que te cuente el cuento de nunca acabar…”.
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