domingo, 18 de agosto de 2019

Un Habsburgo en pelota



Por  todos es sabido que en la escultura que Leone Leoni hizo de Carlos I, titulado “Carlos V y el Furor” y que se conserva en el Museo del Prado vestido con armadura, sólo es reconocible por su verdadero rostro, pues es muy parecido en sus catadura al que  representa a ese emperador a caballo en  Muhlberg, en el cuadro de Tiziano. Su cuerpo estilizado, sin embargo, no parece corresponderse con el del monarca sino que debió ser tomado de la figura de un atleta anónimo. Para la creación del modelo, se inspiró Leoni en la estatuaria antigua y en los trabajos de otros grandes escultores como Miguel Ángel o Donatello, tomando la disposición de las figuras presente en la obra de Judith y Holofernes.  Por Silvia Colomé y su espléndido trabajo de hoy en La Vanguardia me entero de que esa escultura tiene piezas desmontables. Fue el mismo emperador el que le encargó al escultor Leoni el trabajo donde el emperador apareciese como vencedor. Cuenta Colomé que Leoni “estuvo influenciado, además, por lecturas clásicas como la Eneida de Virgilio, ya que al artista milanés le vino a la cabeza un verso que dice ‘Saeva sedens super arma’ relacionado con el momento en qué el héroe encierra el Furor en el templo de Jano tras pacificar el Lacio”. Continúa diciendo Colomé que “en realidad, la estatua del monarca guarda un gran secreto. Como si de un ‘madelman’ renacentista a tamaño natural se tratara, la armadura se desmonta. Y cuando esto sucede, aparece el verdadero capricho de Leoni: el emperador desnudo”. Pero el nieto de los Reyes Católicos  e hijo de Juana I de Castilla, que implantó en España la dinastía de los Habsburgo, no vio la obra terminada, al fallecer en el monasterio de Yuste el 21 de septiembre de 1558. Aquella obra, sin embargo, había sido encargada en 1549 y se la presentó Leoni al emperador inacabada en 1556. Pero no fue terminada hasta 1564. Para entonces, como digo, ya llevaba Carlos I seis años difunto.  En la escultura se hallan el emperador sobre el Furor , un hombre desnudo y barbado, encadenado y con rostro sufriente y colérico, que tal vez simboliza a los divulgadores en Europa de las ideas luteranas. Ambos, el emperador y el Furor, se encuentran apoyados sobre una base circular con abundancia de armas y trofeos guerreros: un carcaj, un escudo, un tridente, una trompeta, una maza y un haz de líctor romano con hacha. Está firmado: “1564/ LEO. P. POMP. F.ARET. F.”; y una inscripción rodeando el pedestal: “CAESARIS VIRTVTE DOMITVS FVROR”.

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