miércoles, 7 de agosto de 2019

Un observatorio interesante



Ignorante de muchas cosas, no sabía que existiese una organización encargada de proteger la ensaladilla rusa. Se trata del sevillano Observatorio de la Ensaladilla Rusa (ODER) encargado de protegerla de las continuas agresiones que se producen en la hostelería. Espero que algún día exista otros Observatorios: de la Tortilla de Patata, de la Paella Valenciana, de la Fabada Asturiana, de las Migas de Pastor y del Cocido Madrileño, ese alimento que en la posguerra –-según decía Gregorio Marañón- salvó más vidas que la penicilina.  El caso es que Antonio Casado  (en la imagen) ejerce de presidente, Pepelu Martínez, de director técnico, y Marcelino Manzano, de director espiritual. Los tres  se dedican a ir en tono humorístico por los diferentes bares sevillanos  para comprobar que la ensaladilla rusa que allí se dispensa se confecciona de acuerdo con los cánones establecidos; y, de paso, si respetan “la receta de nuestros abuelos”. Esos “oderianos”, como a ellos les gusta que les llamen, conocen a la perfección la verdadera receta y sus seis elementos básicos: patata, zanahoria, atún, huevo duro, pimiento morrón y mayonesa. Siete, si en la ensaladilla se incluyen guisantes. Tampoco se admiten las salsas alternativas. Nada de encurtidos, cebolla fresca, palitos de cangrejo,  maíz, anchoas, alcaparras, etcétera. El plato donde se presente la tapa deberá ser de los llamados de “barquito”.  La zanahoria y la patata se trocearán en cuadraditos pequeños y sin ser aplastados. Jamás con chorro de aceite balsámico decorativo, ni líneas de mayonesa extendida con dosificador, ni salsa rosa, ni otra zarandaja. De hecho, son muchos los twitteros que se interesan por saber dónde está la ensaladilla más rica de Sevilla, qué ingredientes se pueden permitir y cuáles están prohibidos o quienes invitan a los miembros de ODER a que pongan nota a algunas de las que ellos degustan. Existe una cuenta interactiva en la que los sevillanos ejercen de inspectores, denunciando ante el Observatorio cualquier “negligencia” cometida con esta sabrosa receta. Según cuenta Isabel Aguilar (ABC de Sevilla, 25/04/16): La más rica de la ciudad se toma en Mariscos Emilio de la calle Génova, seguida de Becerrita y de La flor de mi viña de José de Velilla. Ésta sería el Top three para el trío de expertos. Ahí la sirven  con un trozo de melva canutera. Hay otros sitios donde la ponen muy buena, como ocurre en un conocido bar de la calle Canalejas, pero no la tenemos entre las mejores porque la sirven en pelotas redondeadas hechas con el sacabolas de los helados”. Eso no es ortodoxo. Antonio Casado jamás evalúa las ensaladillas caseras. Da por hecho que -según señala- “las que hacen las madres están siempre buenas”. Por terminar, recuerdo que durante la mili, cada noche, antes de dormir, el sargento de semana leía el menú para el día siguiente y, después, preguntaba: “¿Alguna reclamación al servicio?”.  Nadie de los presentes en la compañía se atrevía a hacer una reclamación por mala que fuesen las comidas, que eso dependía de las sisas del responsable de cocina que ese mes nos caía en suerte. Pues bien, nunca escuché decir “ensaladilla rusa” sino “ensalada nacional”. En tiempos de Franco, pocas bromas.

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