lunes, 12 de agosto de 2019

A propósito de un menú real



Aquellos que hacen la caridad de leerme ya conocen la admiración que siempre he sentido por la figura de Gregorio Marañón. Sus ensayos siempre los he leído con especial deleite. Fue un hombre que conoció al ser humano en todas sus facetas, como médico  y como “escarbador” en los entresijos de la Historia. Decía que la mejor manera de reconocer a un enfermo era sentarse con una silla junto a su cama y observarle de cerca. Y Marañón tuvo de cerca a un ilustre colega, Manuel Izquierdo Hernández,  nueve años más joven que él y muerto diecisiete años más tarde, también médico e historiador, que le siguió sus pasos tanto en la especialidad de Endocrinología como en sus meticulosos ensayos históricos. Entre esos ensayos debo destacar dos:”Historia clínica de la Restauración” (Madrid. Plus Ultra, 1946) con prólogo de Marañón; y “Antecedentes y comienzos del reinado de Fernando VII” (Madrid. Cultura Hispánica, 1968). Ese mismo año también apareció en las librerías “Bosquejo histórico del príncipe Baltasar Carlos de Austria”.  A título de curiosidad, leo en la página 59 de ABC correspondiente al jueves, 11 de enero de 1968, en el espacio “convocatorias para hoy”, donde se dice textualmente: “A las ocho. Sociedad de Médicos  Escritores y Artistas (Villanueva, 11). Doctor Izquierdo Hernández: “Bosquejo  histórico del príncipe don Baltasar Carlos de Austria”. Y en el libro “Garito de hospicianos” (Barcelona. Noguer. 3ª edición, 1976) C.J.Cela,  en su capítulo “Así se las ponían a Fernando VII” (páginas 109 a 111),  hace referencia a Manuel Izquierdo Hernández y señala que “ha publicado en el Boletín de la Real Academia de la Historia un ensayo bajo el título “La alimentación de Fernando VII”. El historiador rebuscó entre los archivos del Palacio de Oriente y descubrió una  lista de los menús palatinos. Uno de ellos, tomado al azar, dice lo siguiente: “Dos sopas: almondiguillas liadas. De fideo de fraile. De cocido. Seis entradas: fritos de calamares, sesos en buñuelo, frítelas a la napolitana y salchicha. Patos con sampiñones (sic). Pollos a la española. Morcillas con arroz. Escalopes de filetes de lenguado. Empanadas de pichón. Dos asados: Pavo con castañas y salchichas. Dentón. Cuatro entremeses: espinacas a la crema, tortilla con jamón, petipos de marrasquino, casitas de almendra. Extraordinario: espárragos de S.M.”. Lo que ya no he conseguido saber es qué opinaría el doctor Izquierdo sobre aquellos menús de abrigo (perdón, de paletó) con cargo al Erario Público, donde también se cargaban los servicios de las meretrices en el madrileño burdel de Pepa la Malagueña.

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