domingo, 13 de agosto de 2017

Uebos o huebos





En El Español vienen hoy domingo, bajo el apartado La Jungla, “7 expresiones habituales que en su origen no significaban lo mismo”. Y entre esas expresiones aparece “¡manda huevos!”. Señala el diario digital a este respecto: “esta expresión que hiciera tremendamente popular Federico Trillo significa ‘hastío, cansancio’, pero su origen implica otro significado distinto. Como detalla Fundéu (Fundación del Español Urgente) la expresión tiene su origen en el arcaísmo “uebos”, que significa “necesidad, algo necesario...”. De inmediato consulto el “Diccionario secreto” de Camilo José Cela (Alianza Editorial, Madrid, 1974, t. I, pág.163, series coleo y afines). Y me llevo una sorpresa mayúscula. Dice: “Excepto en 1ª acep., es met. formal (los cojones semejan huevos. antón. por huevos de ave...”. (...) 1. Del lat. opus est, a través de la loc. impersonal cast. ant. huevos est. A mi entender, “huevo” procede del latín ovum. Y la palabra (así, en singular) “uebos”, (o “huebos”, con grafía normalizada) viene del latín opus. Ahí sí acierta Cela al referirse a necesidad, menester. Cela, por otro lado, hace referencia a los Fueros de la Novelera (Tilander, pág. 53): “Nuill hombre qui yta oveillas a pastor, ite las delant dos hombres que sean testimonios, si huebos fuere, que non pueda negar el pastor”. En resumidas cuentas, “madat opus!” equivale a decir “la necesidad obliga”. Gunnar Tilander (1894-1973) fue un hispanista sueco que publicó importantes documentos históricos, entre ellos, los “Fueros aragoneses desconocidos promulgados a consecuencia de la gran peste de 1384” (1ª ed. 1935; 2ª, 1959); “Los fueros de Aragón” (1937); “Documento desconocido de la aljama de Zaragoza” (1939, 2ª ed. 1959), “El Vidal Mayor” (1956) y “Los fueros de la Novelera” (1951). Y para terminar, una precisión: en los “Estudios de léxico histórico español”, de María Águeda Moreno Moreno y Marta Torres Martínez: en su página 24 se señala que ”el primer y único registro de la voz italiana ‘collone’ en la lexicografía española se halla tempranamente en el ‘Diccionario de arabismos’ de Diego de Guadix (1593). El vocablo se describe con el significado de ‘genital o testículo’. El sustantivo en plural ‘collones’ aparece en un manuscrito aragonés (“Libro de las maravillas del mundo”) de autoría anónima que narra el viaje a Jerusalén, Asia y África de Juan de Mandevilla: “Mas faze tan grant calor en aquesta isla/ et por la grant destreza dela calor los perpendiculos de lombre & los collones sallen fuera del cuerpo...”. “Así, -sigue exponiendo María Águeda Moreno- la forma ‘collone’ aparece genéticamente emparentada con la voz del latín vulgar ‘coleo-onis’  (testículo) y ésta del griego clásico”.

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