Pedro Ignacio López
García, en un suelto publicado en El
Norte de Castilla en 2009, hacía referencia a la obra y figura de Marciano Zurita (Palencia,
2/11/1884-Madrid, 26/1/1929), según él, uno de los mejores poetas del
Modernismo español. Y en el número 1430 del suplemento de ABC, octubre de 1918, Marciano Zurita, autor del Himno de la Ciudad de Burgos,
describía la provincia de Santander de un modo muy personal: “De un lado el mar bravío con su música
extraña y sus lomas de fiera y sus verdes pupilas; de otro lado, la grave
quietud de la montaña con su rústica gente y sus blandas esquilas”. Nunca
supe a quién pertenecían las esquilas (esas campanas pequeñas y toscas,
generalmente cilíndricas y hechas con chapa de cobre o hierro que se cuelgan
del cuello de las ovejas y cabras) si a la montaña o a la gente rústica. Desconozco,
por otro lado, si Marciano Zurita se inspiró en una cómoda butaca de su cuarto
de estar, mirando al mar en El Sardinero, o sentado en medio de los extensos
bosques del valle de Valderredible, que rezuman soledad y aislamiento. Decía
López García que “hoy, en el Ayuntamiento de Palencia puede verse el retrato de
Zurita de cuerpo entero obra de Asterio
Mañanós, pintado en 1923, que
regaló su hijo Rafael en 1984. En
Burgos, una calle lleva el nombre de Zurita y Calleja (Rafael),
autores, respectivamente, de letra y música del Himno a Burgos. En 1926, se les ofreció un banquete de homenaje en
el que la ciudad de Burgos regaló al músico una batuta de plata, y al poeta,
una pluma de oro”. En 1907dirigió El día
de Palencia (fundado y dirigido anteriormente por su padre) y ese mismo año
inició sus colaboraciones en el diario ABC
y en el semanario Blanco y Negro.
También comenzaron sus viajes por España donde ganó varias veces la flor
natural en los Juegos Florales de
distintas ciudades. En Burgos, con ocasión de un homenaje a Bécquer promovido por los hermanos Álvarez Quintero, conoció a Dolores
Souza. Se casaron en 1912. Tuvieron nueve hijos, de los que sólo
sobrevivieron dos. Zurita escribió cientos de artículos, además de biografías,
novelas cortas y hasta una historia del género chico. Tras aprobar unas
oposiciones, llegó a ser jefe del Negociado
de Secretarios de Ayuntamiento en el Ministerio de la Gobernación en
Madrid. Pasó mucho tiempo enfermo de tisis en un sanatorio de la Sierra de Guadarrama. Entre
su extensa obra destaca: El triunfo del
silencio (1912), La musa campesina
(1913), Pícaros y donosos (1916),
y Castilla
(1924). He aquí su poema La yanta:
Negra cocina aldeana. / Rojo fogaril casero. / Vajilla talaverana. / Barreñón
celeminero. / Ancha botija de azumbre /que pasa de mano en mano. / Y en la
trébede, a la lumbre, / el puchero castellano. / Se charla de sembradura, / y
de monda, y de molienda..../ Todo del tiempo pasado / evoca el vivir glorioso.
/ Todo está santificado / por aquel santo reposo. /Y para hacer más lúcida / la
yanta que se festeja, / mientras cuece la comida/ impónese la conseja. /Y el
más viejo de la grey, /dice acompasado y quedo: /"Pues, señor, este era un
rey, / un rey moro de Toledo...” Falleció de tuberculosis pulmonar el
26 de enero de 1929, en el madrileño domicilio familiar de Diego de León, 59,
4º dcha., y fue enterrado en el Cementerio de la Almudena. El suplemento de ABC
publicó un elogio funeral de 40 líneas en la página 55 el 3 de febrero de ese año con foto
de Portela.
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