viernes, 25 de agosto de 2017

El rey, mal aconsejado





Estoy de acuerdo con el editorial de El Español. El jefe del Estado no debe ponerse detrás de una pancarta ni debe ser utilizado por el Gobierno, que pondrá un avión a disposición de los políticos de turno para desplazarse a Barcelona, de la misma manera que el Movimiento Nacional pagaba los autocares y los bocadillos de tortilla de patata a la gente de los pueblos hasta Madrid, ida y vuelta, para que pudiesen extender pancartas y vitorear a Franco en la Plaza de Oriente. Y El Español pone un ejemplo: “En 2015 el rey Abdalá de Jordania y su esposa Rania se manifestaron en París junto a los principales líderes europeos en memoria de las víctimas del terrorismo. Pero habría sido impensable que lo hicieran en Amán. Nadie imaginaría a la reina de Inglaterra encabezando una marcha”. Y el periódico digital es rotundo en su exposición: “Si el sábado Felipe VI se manifiesta en Barcelona creará un precedente: tendrá que hacerlo también cada vez que se produzcan atentados similares. Y si no lo hace, generará agravios difíciles de justificar”. (...) “Felipe VI ha sido mal aconsejado, quizás en aras de una popularidad fácil. Pero si acaba yendo a la manifestación de Barcelona diluirá su singularidad en la calle y se apartará de la propia naturaleza de la institución que encarna”.

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