Luis
María Anson, en El
Mundo, saca de paseo el incensario en beneficio de Pablo Casado. ¿Para Anson, Casado “es el enemigo a batir” y quita
importancia a su currículo académico puesto en entredicho. Dice al respecto: “Y
claro, rebuznan infatigables algunos comentaristas con la esperanza de
construir con la piel de Casado un
tambor para redoblar sobre él las alabanzas a las piruetas de Pedro
Sánchez. No faltan en la persecución varios militantes peperos del
rencor que lanzan sus insidias escondiendo la mano. El líder liberal
conservador ha reaccionado ante los vientos emborrascados con serenidad, sin
altiveces pero sin vacilaciones, haciendo como siempre gala de transparencia. Y
se ha mostrado impávido ante el linchamiento público. Una cuestión menor, multiplicada hasta la náusea por algunos
medios de comunicación, ha encendido la canícula despoblada. Se ha elevado al
Supremo, en fin, una instrucción endeble sobre unos hechos que si se hubieran
cometido -y no es el caso- ya habrían prescrito”. Las posibles irregularidades
universitarias de Casado son, según Anson, “una cuestión menor”. ¡Chupa del
frasco! Y atribuye a Manuel Azaña “una
frase con aroma cervantino”, que ni la dijo Azaña ni figura en el Quijote: “Ladran, buena señal de que
cabalgamos”. Esa frase nunca fue escrita para Don Quijote, según señalaba la web
“Verne” de El País. En todo caso, la expresión tendría su origen en
un poema de Goethe llamado “El Ladrador”, que a su vez se
inspiró un proverbio árabe y otras obras españolas del siglo XVI como ésta,
publicada en el Semanario de Salamanca:
"Y sufriré desprecios de tontos, que son lo mismo que ladridos de
gozquecillos (perros
falderos) contra los mastines; y así como estos no hacen caso de aquellos, lo
mismo tendré que hacer con los de igual casta”.
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