Hay noticias en la prensa que dan lugar a confusión.
Así, en El Correo de Andalucía leo: “Detenido
un conductor, reclamado por un juzgado,
por conducir un ciclomotor robado sin permiso”. Claro, escrita así la noticia,
el lector no sabe muy bien si es que el chaval de 16 años carecía del
correspondiente permiso de circulación, o que había robado el ciclomotor sin
permiso del dueño. En fin, más roban las casas de banca y tampoco piden permiso
a los clientes, ni hacen el puente al
ciclomotor para poder manejar el activo circulante, es decir, el dinero que una
empresa tiene disponible para usar en cualquier momento y que tiene depositado.
Juegan con los adeudos en cuenta sabedores de que la banca plasma al cliente la
contabilidad cambiada, o sea, pone una cifra en el Haber cuando es Debe y en el
Debe cuando es Haber, y así no hay quien se aclare. ¿Conocen ustedes alguna
empresa que funcione bien cuando dispone de un gran Pasivo? Pues sí señor, esas
son las casas de banca. Pero a lo que iba. Contaba Julio Camba que “fuera de España, el banco es una tienda como las
demás, que vende una mercancía llamada dinero. Aquí es al revés de todas las
tiendas, y en vez de facilitarle mercancías al público, espera que el público
se las lleve a él. Sólo hay un negocio que no exige capital inicial, y es el
negocio bancario. Con una caja de caudales y una ventanilla donde diga “Ingresos”
basta y sobra. El cliente deja sus ahorros en la ventanilla, y el banquero los
mete en la caja”. Y más tarde te llega un cargo por “mantenimiento de cuenta”;
o por “mantenimiento de títulos”, cuando todos sabemos que no mantienen los
resguardos ni los títulos físicos, que se trata de una “deuda anotada”. En fin, comencé escribiendo sobre el
chico que robó un ciclomotor en Sevilla careciendo de permiso (no se sabe si de
conducir o del dueño) y he terminado escribiendo de la banca, que también nos despoja
de los cuatro ahorrillos en poco tiempo. Y de nada sirve que llamemos a un
guardia.
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