Escribe
Pascual González Moreno, compositor,
poeta, cantautor y miembro fundador de Cantores
de Híspalis: “¡Quién fuera Giraldillo, Sevilla, para abrazarte en silencio,
cuando todos duermen, y decirte al oído las emociones que afloran en mis entrañas
cuando te veo, cuando te oigo, cuando te siento¡ ¡Quién fuera el campanario de tu
alminar, minarete de los vientos, Giralda y Giganta en un mismo cuerpo, de
carne rosa como decía Juan Ramón,
para cantarte poemas sinfónicos de Gustavo
Adolfo, entre el costumbrismo de Machado
el menor y el hermoso laberinto creativo de Cernuda!”. Pascual González Moreno es hijo de comunista y nieto de
republicano fusilado en la Guerra Civil. Recuerda cuando su madre le llevaba con su abuela a ver bailar los seises
y a recorrer rincones y a ver salir San
Bernardo y se ponía de rodillas cuando pasaba la Cruz de Guía del Silencio. Pascual González Moreno tiene una calle
dedicada en el distrito de Nervión, en el Barrio de la Calzada, donde él nació en 1950, entre la plaza del
Sacrificio y la avenida de la Buhaira; o dicho de otra manera, entre la calle Pablo Picasso y Concejal
Francisco Ballesteros, muy cerca de la iglesia de San Benito Abad, que todos los
caminos conducen a Roma. Se la debe al alcalde socialista Juan Espadas. “¡Quién fuera, siquiera, una almena de la torre
albarrana, vigía del gran río y puerto de su historia, para brillar al sol con
el exclusivo color aurífero que la mezcla de mortero de cal y paja prensada
refulge sobre el dodecágono de su cuerpo! Como tú, tú sola”. Sevilla tiene luz. Sevilla
tiene buganvillas y acharolados y limpios vencejos, siempre revoloteando.
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