Ha
señalado el actual director del Instituto
Cervantes que “usar el español como Marca
España es un disparate” al considerar que sólo el 8% de los
hispanohablantes son de España. Y eso lo ha dicho sin despeinarse Luis García Montero en la sede Antonio Machado de la Universidad Internacional de Andalucía. No
estoy de acuerdo con esa opinión. El español, o castellano, es una lengua
romance derivada del latín vulgar que pertenece a la subfamilia itálica dentro
del conjunto indoeuropeo que tuvo su origen el Castilla. Las Glosas Emilianenses de finales del siglo
X o principios del XI, conservadas en el Monasterio
de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), fueron consideradas por Ramón Menéndez Pidal como el testimonio
más antiguo de esa lengua. El manuscrito más antiguo conservado se
asigna paleográficamente a la segunda mitad del siglo XIII; es el llamado ms. S (del
monasterio de Silos) que contiene la Vida de Santo Domingo de Silos. Gonzalo de Barceo fue, al parecer, el
primer escritor en castellano. Escribió varias vidas de santos –Vida de San Millán de la Cogolla, Vida de Santo
Domingo de Silos, Vida de Santa Oria, Martirio de San Lorenzo, etcétera- pero su obra principal es Milagros de Nuestra Señora. García
Montero redondea su desafortunado comentario añadiendo que “debería usarse el
aceite de Jerez o los espárragos de Navarra como identidad”. Sí, claro, y los
botijos; las castañuelas; las madrileñas gallinejas; los tricornios de la
Guardia Civil; el pasodoble “Paquito Chocolatero”; el anís “Manolete”;
las peinetas procesionales que tanto gustan a Cospedal; el chorizo de Cantimpalos; las mantecadas de Astorga, la
saga de los borbones…Todo ello forma parte de la Marca España. Porque, si le digo la verdad a García Montero, ni el
aceite de Jerez ni los espárragos de Navarra son fáciles de encontrar en Mercadona, donde yo acudo. Todo lo más,
aceite refinado en Antequera de la marca
genérica Hacendado y
espárragos “Cojonudos” envasados en Navarra pero importados de la China,
na, como las naranjas de “La verbena de la
Paloma”. En un artículo publicado en El
País (“Esa música de Lorca”, 28/10/16), García Montero escribió: “Los
paisajes, como las ciudades, como la memoria, son una creación de la mirada
humana. Los árboles, las llanuras, los campos, los montes están ahí, pero como
una realidad que se mueve en la interpretación cultural de sus habitantes”. Esa
es en resumidas cuentas la Marca España,
si es que se la quiere poner en valor. El resto son pamplinas.
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