Días pasados fallecieron dos estrellas del flamenco: en Jaén,
Rosario López Carrascosa, de 73 años,
también conocida como
Chari López, y
en Sevilla,
Juana Silva Esteban, de
64 años, más conocida como
Juana la del
Revuelo, gitana de Chapina y última cantaora de delantal. A Rosario López
la descubrió
Rafael Romero 'El
Gallina', mientras actuaba en el desaparecido
Cine Lis Palace,
junto a
Gitano de Andújar y a
Enrique
Morente. A partir de este momento entabla relación con el mundillo del
flamenco jiennense y se integra en la
Peña Flamenca de Jaén, hasta que
por enfermedad se traslada a Barcelona a principios de los años setenta, donde
le trasplantan un riñón, donado por su hermana
Juana, que salva su vida. Contaba Morente de Rafael Romero, El
Gallina, que cuando quería zanjar una conversación y no encontraba otros
argumentos para decir la última palabra, soltaba una frase definitiva: “¡Te lo
digo yo, que he recorrido los seis continentes!”. Pues bien, a lo que iba:
Rosario López fue cantaora en diversos festivales, junto a
Pepe Cruz, Rafael Romero ‘El Gallina’ y el guitarrista
Perico el del Lunar (hijo). A Juana se
debe la grabación del disco
“Pasión,
muerte y entierro de García Lorca”. Era hija del músico
Enrique López, que trabajaba en el
desaparecido
Teatro Cervantes, de
Jaén. Juana Silva había recibido su nombre artístico, el de Juana la del Revuelo,
de su marido,
Martín Jiménez Revuelo,
gitano de ascendencia asturiana con quien formó pareja artística. Juana Silva
había nacido en Triana, en la calle San Juan, donde habían cantado los
legendarios
El Pancho y
Los Caganchos; y fue en esa calle donde
se celebró una sonada boda en 1930, la de
Juan
Jiménez, más conocido en el mundo del flamenco como
Cepero de Triana, amadrinado por
La Niña de los Peines. Juana la del Revuelo
dejó grabados seis discos: "Sevilla es de Chocolate",
"Sonakay", "Cachito de Pan", "A compás", "De
dulce" y "Cuna del cante flamenco".
Francisco de la Brecha
ha escrito sobre ella: “La planta y el replante, el arza y toma, el
scherzo del compás truncado en un guiño
que su cuerpo lejos de abrumar resume en levedad de columna griega, su voz
flamenca deslindando el arabesco de una glosilla, rezumbante de gitanería,
urgen sobre su ancha frente el bálsamo de la pureza cantaora”. Ahí queda eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario