En cierta ocasión, tres chavales salieron despavoridos de la
vieja ermita de la Virgen
de Cigüela, en Torralba de Ribota, al
estar convencidos de haber visto una extraña sombra entre sus muros. Algo
complicado de entender para ellos y para una pareja de la Guardia Civil que acudió al lugar y regresó a la
casa-cuartel sin haber observado nada digno de ser anotado en el correspondiente
parte de incidencias. Lo que manifiesto viene a cuento con las XIII Jornadas Medievales que se
celebrarán en esa localidad los próximos días 19 y 20 de agosto, donde se
incluyen en el programa una serie de actos muy gratificantes, como cenas,
comidas y mercado medieval y un performance
sobre la Leyenda de la Virgen de Cigüela,
imagen robada en 1976 y que habían ubicado en la nueva ermita, construida en 1968. A mi entender, las
leyendas son múltiples y variadas según la persona que las relate. Juan Domínguez Lasierra publicó un libro
en 1978 donde aludía a posibles humanoides que habitaban en la Sierra de Armantes, cenizos, de pequeña estatura, de aspecto
barrigón y cubiertos de pelo. “Un ser de esas característica fue avistado por Mauricio Wiesenthal cuando regresaba
con su automóvil a Barcelona, en el tramo comprendido entre los municipios de
Sant Quirze Safaja y Sant Felíu de Codines, en la comarca catalana del Vallés
Oriental”. Así lo describe Juan Callejo
Cabo en su libro “Gnomos. Guía de
seres mágicos en España” (Ed. Edaf, 9ª Edición., Madrid, 1996). En ese mismo
libro se hace referencia (página 45 y siguientes) a esos extraños entes. Y unas
páginas más abajo, se cuenta: “El historiador irlandés Ian Gibson informaba en el año 1982 de la existencia de pequeñas
criaturas en Aragón, que en el libro de Juan Domínguez Lasierra son denominados
como ‘enanos bilbilitanos’, es
decir, oriundos de Calatayud o sus
proximidades. Serían miembros –según este escritor- de una olvidada raza de seres diminutos que
pobló el valle del Jalón en la noche de los tiempos. Tal vez una de aquellas
criaturas apareció en el mes de abril de 1994 en la localidad zaragozana de
Torralba de la Ribota
(sic), donde otro niño –llamado Diego
Percebal- y dos amigos más fueron testigos de la aparición de un ser
barrigudo…”, etcétera, sobre lo que hago referencia al principio. Existen
muchas leyendas sobre la Virgen
de Cigüela, pero ahí lo dejo. Confío en
que los torralbeños y romeros que acudan desde Calatayud y los pueblos vecinos
disfruten de lo lindo ese fin de semana. No olviden llevar la cámara de fotos.
Nunca se sabe…
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