Antonio Maestre da hoy en el centro de la diana en su artículo en Eldiario.es, cuando afirma que “la decisión de Bildu de incluir en sus listas a siete candidatos con delitos de sangre no es respetuosa con las víctimas”. En ese sentido, Maestre da una de cal y otra de arena. Hace referencia de igual modo a la derecha; ya que, a su entender, “no tiene ningún atisbo de legitimidad para marcar las líneas rojas morales aceptables en democracia ni para la participación política puesto que las traspasaron con su misma existencia tras la dictadura de Francisco Franco”. “Es un error –sigue diciendo Maestre- presentar a terroristas con delitos de sangre en las listas, tendría que nacer de la decisión meditada y razonada por parte de Bildu de que no debieran haberlos incluido porque no facilita una convivencia sana y efectiva. Pero si Fraga pudo, un etarra puede. Los etarras, al menos y al contrario que Fraga, fueron juzgados y cumplieron íntegra sus condenas. Porque hay que recordar que Manuel Fraga fabricó pruebas falsas contra Julián Grimau difundiendo un dossier con mentiras y difamaciones que fueron defendidas en el proceso sumarísimo para facilitar que fuera ejecutado”. Pero no se puede vivir sembrando rencores. Al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, le agradezco como demócrata que el Ayuntamiento que él preside haya otorgado la Medalla de Honor de Madrid, a título póstumo, a Melchor Rodríguez García, sevillano y trianero de nación que salvó a miles de personas concentradas en la Cárcel Modelo de ser fusiladas en las “sacas” madrileñas de noviembre de 1936. El mote de El ángel rojo se lo puso Alberto Martín Artajo, militante de la CEDA al que él salvó de una “saca” y que llegó a ser director del diario Ya. Melchor, huérfano desde los 10 años, tras la muerte de su padre en accidente laboral, tuvo que trabajar pronto en unos talleres de calderería y ebanistería sevillanos, que simultaneó con su deseo de triunfar en el mundo de los toros, donde llegó a novillero. Fue encarcelado más de treinta veces durante la dictadura de Primo de Rivera y durante la II República. Fue nombrado delegado especial de Prisiones en noviembre de 1936 por Juan García Oliver. Una vez cesado de ese cargo, se le encomendó la Delegación Municipal de Cementerios. Al él se le debe, como decía, la paralización de las “sacas” en Madrid y de Alcalá de Henares. También ayudó a María Silva, nieta superviviente de la choza del anciano Francisco Cruz Gutiérrez, conocido como Seisdedos, en la matanza de Casas Viejas en enero de 1933. María Silva fue fusilada en Tarifa en agosto de 1936. Circunstancialmente fue el último alcalde republicano de Madrid. El 28 de febrero de 1939, el coronel Casado y Julián Besteiro, del Consejo Nacional de Defensa, le encargaron la entrega oficial del Ayuntamiento a las tropas de Franco. Fue detenido y sufrió dos consejos de guerra. Condenado a 20 años de prisión, cumplió cinco en El Puerto de Santa María. A su salida, le ofrecieron un puesto en el Sindicato Vertical, pero lo rechazó. Siguió militando en la CNT y pasó por la cárcel en otras dos ocasiones. Cuando murió, el 14 de febrero de 1972, tras su féretro estuvo la bandera rojinegra del anarquismo español.
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