miércoles, 3 de mayo de 2023

La fruta se ha puesto cara

 

La noticia, tal y como viene en la prensa, es como para prohibirle al autor entrar en el Museo del Prado. Dice la nota que “un surcoreano se comió un plátano porque no había desayunado”. Según se cuenta, “es la segunda vez que un estudiante se come una obra de arte valorada en 120.000 dólares. Maurizio Cattelan, que tal es el nombre del artista italiano, presentó una obra titulada “Comediante” en 2019 en la feria Art Basel, en Miami que consistía en un plátano, que Cattelan había comprado en una tienda de comestibles y su arte consistió en dejarlo sujeto a una pared blanca con una cinta adhesiva y una grapa. Aquella pieza artística tuvo tres versiones diferentes y todas ellas se vendieron en 120.000 dólares. Pero resultó que otro artista, David Datuna, decidió comérsela, cuyo acto fue grabado por un visitante. Datuna la denominó “Hungry art” (Artista hambriento). Y ahora, casi cuatro años más tarde, un estudiante surcoreano de Bellas Artes, Noh Hyun-soo, se ha vuelto a comerse otro plátano del mismo autor en el Museo de Arte Lecum, de Seúl. Eso sí, devolvió la peladura a la pared. Dijo a los estupefactos visitantes que contemplaron el acto que “no había comido y tenía el estómago vacío”. Lo que ya no sé es cómo se comieron tanto David Datuna como Noh Hyun-soo los plátanos, si por la parte del tallo, que es por dónde está unido a la planta, o como lo hacen los monos,  por la punta negra (que es lo que queda de la flor del plátano) que es la forma correcta. Sólo es necesario presionar los dedos. También desconocemos si uno y otro le quitaron las hebras. De cualquier manera, pagar cantidades astronómicas por un plátano sujeto con una cinta adhesiva da idea de cómo anda el aceite de nuestro candil. Día llegará que un tipo con más hambre que Carpanta se echará al coleto un bodegón de Luis Meléndez. ¡Luego dirán que la fruta es cara!

No hay comentarios: