jueves, 4 de mayo de 2023

Arsa pilili

 

Se atribuye al general Aranda la frase: “Disparad contra nosotros, el enemigo está dentro”. La demografía española está cambiando algo. Ahora resulta que Zaragoza le ha echado la garra encima a Sevilla en número de habitantes. La razón de que Zaragoza haya ganado población es debida al empadronamiento de  9.423 personas, la mayoría extranjera y, en consecuencia Zaragoza tiene 694.109 vecinos frente a los 693.229 de Sevilla. Muy poca diferencia, la verdad.  La mayoría de esos extranjeros residentes proceden de Rumanía, Nicaragua, Colombia, Marruecos, China, y como consecuencia de la guerra, algunos de Ucrania. Decía el profesor Antonio Beltrán Martínez, sariñense de nación y del que tanto aprendí con sus charlas, que la población de Zaragoza se duplicaba cada 50 años. A Sevilla, ciudad turística por excelencia, le ha sucedido algo no deseable, y es que a no tardar será superada también por Málaga. Gran parte de las casas del casco histórico y del centro se han convertido en apartamentos turísticos, las viviendas en general se han encarecido mucho, se han cerrado pequeños comercios de toda la vida, la ciudad se ha llenado de adefesios urbanos (las “setas” o la “Torre Pelli”) que desentonan en el conjunto urbano son claros ejemplos de lo que no se debe hacer, y lo peor de todo es que los jóvenes han tenido que buscarse otros lugares de residencia más alejados por su pequeño salario, por el precio de los alquileres y por culpa de alcaldes incompetentes consecutivos. Todo se ha hecho mal. Expulsar  a muchos sevillanos de las que fueron casas de sus abuelos y de sus padres a costa de alojar turistas que dejan dinero es una política equivocada. Mientras unos, los turistas, hacen fotos, se ríen de todo lo que se mueve y montan en coches de caballos, otros, los sevillanos, cada día están más alejados de la ciudad, aunque les sigan sirviendo a los turistas en los bares y hasta les limpian los zapatos. El “arsa pilili”, tan escuchado en la Feria de Abril para expresar admiración con un toque de ironía, ya no mola. La Feria, ahora recién terminada, ha sido pan para hoy y hambre para mañana, como lo fue la “Expo” en La Cartuja, hoy  convertida en un pozo de desidia. La frase atribuida al general Aranda sigue presente. El enemigo está dentro. Está formada por la dictadura del dinero con su liberalismo por máscara y los visionarios redentores convertidos en políticos a la violeta. ¡Vaya dos patas para un banco!

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