A moro muerto...

 

En el Museo del Prado existe un oleo sobre tabla de pequeñas dimensiones (25x34 cm) titulado “A moro muerto, gran lanzada”, obra de Bernardo Ferrándiz Bádenes, de 1881 y dedicado al historiador Juan Facundo Riaño Montero. Al pequeño cuadro le acompaña una inscripción en el marco: ” A moro muerto, gran lanzada. Rey fiero ayer para ti, mis leyendas di a respetar, y hoy que la muerte está en mí, ¡hasta tú vienes a hollar el polvo de lo que fui"!  en clara alusión a la cobardía de algunos que se empecinan en atacar a aquellos que ya no pueden defenderse. Otros sí pueden defenderse, pero no quieren. Sucede que, a veces, el meollo seco y acorchado no le compensa al pajarillo romper su cáscara. Dicen que la mejor defensa es un buen ataque, pero no se puede estar todo el día desmintiendo las sandeces que algunos articulistas plasman en sus escritos con el único fin de hacer labor de zapa. Un ejemplo de ello son los ataques que la derechona más rancia, en un diario digital cuyo nombre omito por no hacerle propaganda, heredero de otro diario español fundado en 1910  y que dice ser “respetuoso con los valores del humanismo cristiano”, lanza contra todo lo que no se amolda a sus deseos. Y entre esos garrotazos al aire, aparece como sacado de en un cuadro de Goya, la pluma de Alfonso Ussía, un desecho de tienta que salió tarifando de varios diarios prestigiosos por su mala baba, señalando ayer lo siguiente: ¡”Tengo el derecho de intuir que los de Más Madrid (formada por gente resentida, según  señala) ha usado la acepción admirativa de ‘hostia’ en su cartel electoral con la única intención de herir los sentimientos religiosos de centenares de miles de madrileños católicos”. ¡Toma ya! A continuación, escribe: “Para mí, hasta minutos antes de iniciar este texto, la hostia con «h» se limitaba a su interpretación religiosa, cristiana y sagrada. Y que el resto de las acepciones, las más groseras e insultantes, se escribían sin «h», es decir, 'ostia'. Pero estaba equivocado. Para la RAE, ostia es la ostra, y ostión, la ostra grande”. Y hoy, ese mismo articulista, le vuelve a dar cuerda al juguete con el que más se divierte: al ataque frontal contra Pedro Sánchez. Y cuenta sin despeinarse sobre el presidente del Gobierno: “No es socio de Bildu, sino parte de Bildu, como elemento fundamental para que la ETA gobierne en España y él mantenga los lujos del poder, horterizados y exprimidos hasta el nivel más alto”. El sobrino del golpista Jaime Milans del Bosch, el mismo tipo que sacó a pasear los tanques en valencia en 1981, pretende con superlativa osadía darnos a los ciudadanos lecciones de españolismo. Antes de ayer, y para demostrar su españolidad, en su artículo “Negreira en Eurovisión”,  contaba que el día que Massiel ganó con su “La,la,la”, “mis padres y ocho de sus hijos viajábamos por carretera a Estoril a visitar a los Condes de Barcelona, Don Juan y Doña María, distribuidos en tres coches. Hicimos escala en Trujillo, donde pernoctamos”. ¿Acaso trataba el conde de los Gaitanes de irritar a Franco? Eso era imposible. El dictador tenía bien sujeto en el tahalí el brazo de santa Teresa, que sólo lo desenvainaba para arrear estopa, y jamás sintió atracción por las romerías al santuario portugués en honor de un príncipe de Asturias que nunca lo fue.