martes, 9 de mayo de 2023

El Tío Picho

 


El 25 de septiembre de 2017 dejé escrito “Mariano Sebastián, vate y confitero”, más conocido como el Tío Pichorretas, en referencia a un vecino de Aguarón, que publicó un librito de poemas en Bilbao a principios del siglo XX y que fue trasladando a los envoltorios de los caramelos que él fabricaba. Sus poemas siempre rompían su cadencia en el último verso. Por poner un ejemplo: “Dos cosas en este mundo / me hacen a mí suspirar: / el recuerdo de mi amada / y un bastonazo que me dio mi padre”. Pues bien, hoy quiero referirme a Anastasio Marcos Bravo, conocido por el Tío Picho, poeta de Las Hurdes, nacido en Riomalo de Abajo, alquería de Caminomorisco, en 1896. A los 10 años perdió a su padre y 6 años más tarde, a su madre, quedando a cargo de un hermano menor. Trabajó como criado en casas de labranza, de segador y, con posterioridad se dedicó a la compra-venta de pieles de cabra. No hizo el Servicio Militar por falta de peso. Conoció en Rebollosa a su primera mujer, Petra, muerta al dar a luz a su primer hijo, al que puso el nombre de Pedro. Más tarde volvió a casarse con María Domínguez en Ladrillar, con la que tuvo 16 hijos, de los que sobrevivieron 10. Más tarde estuvo trabajando en la construcción de la “factoría Alfonso XIII” en Ladrillar (Cáceres). Las factorías, así se las llamaba entonces, eran lugares donde había todo tipo de servicios (hospitales, cuartel de la Guardia Civil, etcétera) con miras al desarrollo de Las Mestas. Los versos de el Tío Picho son de métrica simple del romancero popular casi siempre relacionados con el campo hurdeño o con las mujeres de esa zona. Murió en Las Mestas en 1988. Uno de sus hijos más pequeños, Anastasio Marcos Domínguez, más conocido como Tasito, nacido en 1945 en Las Mestas-Ladrillar, se quedó a vivir con sus padres, llevaba la panadería y repartía el pan por los pueblos de Las Hurdes; y, también, conservaba las colmenas que le había dejado su padre. Se hizo con la marca de miel “El tío Picho”, de gran calidad. También fabrica el “Pichín Real”, un licor que comercializa desde 1983 con gran éxito de ventas. Está elaborado a base de ron añejo, miel y jalea real en botellas de 70 centilitros y 17 grados de alcohol.

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