sábado, 20 de mayo de 2023

Cines y prensa, en declive

 

A día de hoy existen dos cosas en peligro de extinción: las salas de cine y la prensa de papel. En Teruel ya solo queda una sala en funcionamiento, el “Cine Maravillas”, para que se hagan una idea de cómo anda el aceite del candil. Abrió sus puertas hace 38 años y tiene un aforo de 219 butacas distribuidas en dos plantas. Las subvenciones estatales para que los jubilados frecuenten las salas a precios asequibles es pan para hoy y hambre para mañana. El cine se ha puesto muy caro,  las películas suelen ser malas y los espectadores  -en demasiadas ocasiones-  son público de cuadra que lo confunde el cuarto de estar de su casa, con la batamanta, el cucurucho de pipas, la litrona y apoltronado en un sofá. Hacen ruido, ponen las piernas sobre el respaldo de la butaca delantera…, un desastre. La crisis de la prensa de papel tiene otras causas. Ramón Reig -catedrático de Estructura de la Información de la Universidad de Sevilla, periodista, escritor y poeta-  lo describe de maravilla: “Una pena. El periodismo sigue siendo imprescindible y una profesión hermosa, de entrega a los demás, si pienso en el periodista honrado, la inmensa mayoría aunque se tenga que ver obligado con frecuencia a seguir los dictados de los dueños de los medios. (…) Casi todo se deriva a la pelea política, al escándalo público y últimamente, al periodismo espectáculo y ahora al gancho hacia noticias de evasión. El periodista se está convirtiendo en un ser que desinforma al estar al servicio de diversos lobbies y mirar una y otra vez en una sola dirección, así como en un copista de informaciones de agencia y de comunicados oficiales de prensa de instituciones de todo tipo más ruedas de prensa la mayoría evitables que llegan incluso a exigir no hacer preguntas y el periodista debe tragar por ahí para no disgustar a sus señoritos. Los políticos se presentan como los payasos de las bofetadas, que reciben con gusto porque a diferencia del Caballero de la Triste Figura no van en un jumento escuálido sino que el Poder les otorga privilegios para comprarlos y que aguanten mientras ese Poder se escuda detrás. Luego está la sociedad digital. Los diarios digitales reciben muchas visitas. Pero los receptores de hoy y del mañana están asaltados por multitud de herramientas comunicacionales de todo tipo y altamente interactivas. Ya vamos más allá de los digitales, estamos en un periodo de revista de prensa a través del móvil o de “picoteo” de mensajes de todo tipo, los jóvenes difícilmente se centran en una lectura sistematizada de buena prensa y los mayores que lo hacemos estamos en retirada biológica por hastío, cansancio de la edad o muerte”. Y mañana no sabemos qué pasará en un país, el nuestro, donde se venden libros que no se leen, donde se ha perdido las buenas composturas, donde ha desaparecido el “artículo de butacón” para siempre (salvo en las “terceras” de ABC), y donde ya da  igual “arre” que “so”. El cine es el reflejo de lo que soñamos. La prensa escrita, con noticias superadas por los acontecimientos al instante por ese “picoteo de noticias”, algo que ya no mola ni en la sala de espera del dentista. Es, y siento decirlo, como aquel “7 fechas” de la “prensa del Movimiento” fundado por Licinio del Álamo Urrutia en 1949, con redacción y talleres en la madrileña calle Larra junto al diario “Arriba”, y que tuvo gran aceptación entre las porteras de patios de vecindad, los funcionarios ociosos y los españoles emigrantes en Alemania.

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