viernes, 19 de mayo de 2023

El Cabo Cañaveral de aquí

 

Leo una noticia que me ha producido gran interés: el inminente lanzamiento del cohete “Miura 1” que va a ser lanzado al espacio desde  Arenosillo, en el término de Mazagón, provincia de Huelva, diseñado y construido por la empresa ilicitana PLD Space.  El previsto despegue del cohete se llevará a cabo desde la base militar de Médano del Loro. Ya está provisto del combustible necesario, o sea, queroseno, oxígeno líquido, helio y nitrógeno. Sólo falta prenderle la mecha, como en las fiestas de los pueblos. El cohete tiene 12,5 metros de longitud y un peso de 2.500 kilos y hará un viaje suborbital de 150 kilómetros de altura, sin llegar a circunvalar  por completo el planeta Tierra. ¡Dios nos coja confesados! Cuentan los técnicos que servirá para poner en órbita pequeños satélites en forma de mascletá valenciana. Espero que todo salga bien y que el cohete no termine cayendo en picado en un páramo de Faramontanos de Tábara, o en la costa de Jávea, y tenga que ponerse el “meyba”  Pedro Sánchez y el bikini la embajadora Julissa Reynoso Pantaleón en el Estanque de El Retiro como hizo Manuel Fraga junto a Angier Biddle Duke en aguas de Palomares, para tratar de demostrar que no existía peligro alguno de radiación con la caída de cuatro bombas de hidrógeno, tras la colisión de dos  cazabombarderos “B-52”  americanos el 17 de enero de 1966 mientras se abastecían de combustible. Lo cierto es que ambos salieron del agua sin un sarpullido ni un atisbo de prurito en sus escrotos. Menos mal que Paco el de la Bomba, pescador de Águilas, rescastó la bomba perdida al trabarse con la red de su barco “Manuela Orts” mientras pescaba gambas coloradas. Han pasado 57 años desde entonces, cuando Fraga quiso demostrar a los españoles que no existía peligro de radiación. Pero el caso es que en el último viaje de Sánchez  a la Casa Blanca pidió a Biden que los americanos descontaminaran las tierras limpiando esa la zona almeriense. Se trata de 32,5 hectáreas de terreno donde quedan 50.000 metros cúbicos de restos de plutonio. Pero no cayó en la cuenta Sánchez  que por un memorándum de 2015, firmado por García-Margallo y John Kerry, el Gobierno español se comprometía a hacerse cargo de esa limpieza y los Estados Unidos a llevárselas fuera de España. Lo cierto es que los americanos se llevaron 4.810 bidones de residuos radiactivos a un coste muy alto y la mitad de los militares implicados en la operación sufrió algún tipo de cáncer. Otra parte de tierra contaminada fue enterrada en zanjas de forma chapucera.Y así están las cosas. Francisco Simó Orts, que tal era el nombre del pescador, declaró tiempo después: “Durante 81 días salí a la mar con los americanos. Me pagaban 8.000 pesetas por jornada, algo más de lo que conseguía pescando. Lo repartía con mis tripulantes". La peligrosa bomba fue izada finalmente el 7 de abril de aquel año y Francisco Simó fue condecorado con una medalla de Estados Unidos, que le fue entregada en un acto celebrado en la Embajada de este país en Madrid. Falleció en Tarragona el 4 de septiembre de 2003 y sus restos mortales fueron trasladados a Águilas, donde descansan. Médano del Loro se va a convertir con el lanzamiento del cohete “Miura 1” en el pequeño Cabo Cañaveral al otro lado de El Charco y de ello nos debemos sentir orgullosos y un tanto intranquilos. Una cosa sí les digo: los inventos, mejor con gaseosa.

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