lunes, 1 de mayo de 2023

De ilusión también se vive

 

Dicen que mayo es el mes de las flores. Las flores tienen su propio lenguaje desde la época victoriana. Por medio de ese lenguaje se enviaban mensajes secretos, algo parecido a lo que sucedía con el lenguaje del abanico.  Es lo que se ha dado en llamar floriografía. Existe todo un listado floriográfico (desde la A hasta la Z) confeccionado por  el licenciado en Geografía Diego Sáez Díaz, quién a los 21 años de edad abrió el centro de jardinería, “Jardinama”, en Collado Mediano y que hoy es referencia en el sector de viveros en toda la Sierra de Madrid. Aprovecho, por asociación de ideas, para hacer referencia  a la última obra estrenada por Federico García Lorca, el 13 de diciembre de 1935, en el Principal Palace de Barcelona con la compañía de Margarita Xirgu. Me refiero a “Doña Risita la soltera o el lenguaje de las flores”. La obra se divide en tres actos y en ella se resalta el paso del tiempo y la promesa de matrimonio de una mujer provinciana por su primo. Él marcha a Argentina y ella espera pacientemente su regreso. Un día recibe una carta donde le propone en matrimonio a través de unos poderes que él le mandará. Esa carta nunca llega pero el novio continúa escribiendo. En el último acto, muerto el tío de Rosita, ella le confiesa a su criada que ya era conocedora de que su primo se había casado con una argentina y que vivía en Tucumán. Pero, pese a esa circunstancia, él le seguía enviando cartas que ella leía ilusionada. Parece ser que para construir esa trama, García Lorca se inspiró en la vida de una prima suya, Clotilde García Picossi, que mantuvo una prolongada relación epistolar con su primo carnal Máximo Delgado García. Él, casado también en Tucumán, le seguía enviando a su prima falsas promesas de boda.  La etimología de Tucumán (en quechua “yucuman”) significa “lugar donde nacen los ríos”. Pero los ríos, cuando se separan, jamás vuelven a encontrarse. Las personas, con demasiada frecuencia, tampoco.

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