domingo, 2 de julio de 2023

Que sesenta años no es nada

 

En la letra del tango “Volver”, se señala que “veinte años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras…”.  El Diario de Cádiz, periódico al que me he aficionado a leer con devoción de cartujo, da cuenta hoy domingo de un acontecimiento que parece sacado de la historia de Atapuerca. Resulta que con motivo de las Fiestas Típicas Gaditanas de 1963 se decidió nombrar  “reina infantil” a Carmen Martínez- Bordiú, nieta del entonces jefe del Estado, tras recibir la autorización de su padre, el marqués de Villaverde. Y a mayor gloria del dictador se decidió crear un batallón infantil que llevase el nombre de la nietísima, siendo ésta la madrina de ese grupo de chavales que llevaban un uniforme rojo. Pero no terminó ahí la cosa. Unos días más tarde, el 16 de julio, el batallón infantil se puso en viaje camino de El Pardo donde iba a ser recibido por Franco y por su mujer, Carmen Polo, a la que entregaron un ramo de flores. Contaba el diario que “el batallón infantil desfiló brillantemente ante el balcón principal del palacio de El Pardo. La esposa y la nieta del Jefe del Estado estaban acompañadas del gobernador civil, Guillén Moreno, y del alcalde, Carranza. Franco ordenó que por la noche los pequeños fueran obsequiados con una cena en un restaurante de Madrid”. Santiago Guillén Moreno había sido nombrado gobernador civil y jefe provincial del Movimiento un año antes. En aquel acto de toma de posesión estuvieron presentes Álvaro Domecq, presidente de la Diputación; José León de Carranza, alcalde; y el gobernador civil de Sevilla, José Utrera Molina. Con anterioridad, Santiago Guillén Moreno había sido gobernador civil de Albacete en 1956, y antes de ello de Las Palmas, en 1954. Se había afiliado a Falange Española en 1934. Aquellas Fiestas Típicas Gaditanas tuvieron su reina oficial, Milagrosa Moral Cabeza y su correspondiente corte de honor, formada por  una docena de señoritas a las que se sumaron, como no podía ser de otra manera, las hijas del gobernador militar, las del gobernador civil y tres señoritas que designó el Ayuntamiento. Lo que ya no sé es que fue de aquel batallón infantil, aunque imagino que la tropa de figurantes de aquella charlotada pasaría a la situación de reserva después de haberlos ascendido a todos ellos al empleo de coroneles honorarios del Regimiento de Coraceros de los soldaditos de plomo. Me da la sensación de que Franco debía aburrirse mucho.

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