viernes, 28 de junio de 2024

La sombra de la hoguera

 


Se adelantan las rebajas y la gente ya tiene caverna (como decía Saramago, también Platón) donde meterse para evitar la sofocación del verano y probarse ropa. Recuerdo, de niño, cuando los jueves regalaba globos Almacenes Sepu. Un conocido me contaba que él compraba la ropa de invierno en verano y la de verano en invierno, que así se ahorraba mucho. Era un hombre tan práctico en todo, tan, tan..., que creo que se transformó en esquilón. Me entero de que Ibercaja ha comprado la plataforma digital de Orange Bank, un banco francés que cuenta con tres soluciones ¿para quién? en un único pak. Como decía un eslogan de las extintas cajas de ahorro, cuando éstas eran solventes, o sea, antes de estar manejadas por la Iglesia o los políticos: “Nunca hubo un interés más desinteresado”. Me mondo de risa. Empezamos a considerar como verdad las siluetas de los objetos proyectadas en una pared por la llama de una hoguera. No sabemos nada de lo que se cuece a nuestras espaldas por ser enanos en un mundo de gigantes y la oscuridad de la cueva no nos permite ver el sol. Almacenes Sepu ya no regala globos la tarde de los jueves porque no existe, ni nosotros somos los niños que fuimos por habernos hecho mayores. Los Almacenes Sepu cerraron sus puertas en 2002. Un año antes los propietarios suizos, la familia Goetschel, traspasaron el negocio a otro grupo australiano, Partridge & Company, que prometió un plan de saneamiento que no se cumplió. Los Almacenes Sepu se consumieron como una vela, como la muñeca de cartón  Chochona; los zapatos Gorila, donde dentro de la caja iba una pequeña pelota verde; la asadora Carmela; las bicicletas B.H.; las alpargatas Victoria; la kina san Clemente; el limpiametales Netol; el detergente concentrado Raki; los juegos reunidos Jeyper; el rollo de papel higiénico Elefante; las camisas de terlenka; el calmante vitaminado; las escamas saquito… Uf, la lista sería larga. El cementerio está lleno de grandes marcas que se fueron a pique por querer vivir de sus rentas, no de sus clientes. Y se fueron desinflando, como aquellos globos que regalaba Almacenes Sepu a los niños las tardes de los jueves, que no tenían colegio. Era un regalo barato aunque ilusionante, simple polvillo dorado de mariposa.

 

No hay comentarios: