martes, 25 de junio de 2024

La suerte de El Platanito

 


Ahora, cuando el ministro Ernest Urtasun cancela el  Premio Nacional de Tauromaquia por la “tortura animal” que ello representa, y que estaba dotado con 30.000 euros, ha producido las iras de PP, VOX y del socialista García-Page, que se mueve entre dos aguas, como los salmónidos del Pacífico.  De hecho, en algunas regiones manejadas por la ultraderecha, como es el vergonzoso caso de Aragón, se ha creado el Premio “Nicanor Villalta” para contrarrestar de alguna manera la decisión del ministro. Azcón, alumno aventajado del gallego Núñez Feijóo, que anda revolcado en el merengue. Le gusta trepar y sueña con llevar algún día sobre su cabeza una corona torreada en forma de caracola marina. Existen antecedentes de supresiones taurinas, como aconteció con la llegada a España de Felipe V, al que le parecieron poco elegantes los espectáculos taurinos y aconsejó a la nobleza la supresión de esa cruenta práctica española. Pero este es un país (de Frascuelo y de María) donde hasta los toreros tienen su patrón desde 1951, san Pedro Regalado, ordenado sacerdote en 1412, beatificado en 1683 por el papa Inocencio XI y santificado el 29 de junio de 1746 por Benedicto XIV,  y que vivió en su condición de monje en los conventos del El Abrojo y La Aguilera, a dos kilómetros al sur de Laguna de Duero, cerca del Bosque Real donde la reina Isabel I de Castilla mandó construir  “un quarto de aposentamiento” para su descanso. Más tarde, Felipe II lo cercó con una muralla y cubos almenados para ser dedicado a cacerías. El “quarto” desapareció en el siglo XVII en un incendio y el Bosque Real se transformó en una urbanización. Aguas abajo del  Duero quedan los restos de una aceña,  y al otro lado de la carretera, cruzada otra urbanización, existe otro  apacible lugar: el Coto de Castillejo, donde ya el toresano Juan II, padre de Enrique IV y de Isabel I, y de su segunda mujer, Isabel de Portugal, cazaba y pescaba. Aquella segunda boda fue por consejo de  su valido, Álvaro de Luna, ejecutado el 3 de junio de 1453 al haber perdido la confianza del rey tras la ‘batalla de Olmedo’. Pero, retomando el asunto de la Tauromaquia, la Comunidad de Madrid que preside Isabel Díaz Ayuso celebrará este verano una alternativa de ocio donde se fusionarán las novilladas nocturnas con la gastronomía regional en su V edición. Ha presentado esa propuesta el consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior,  Carlos Novillo, por aquello de que de casta le viene al galgo, bajo el eslogan “Cénate Las Ventas”, donde se ofrecerá a los asistentes alimentos que van desde platos preparados, a cárnicos, lácteos, empanadas argentinas (no sé si al gusto de Milei) quesos, conservas, vermús y vinos de la denominación de origen “Vinos de Madrid”. Lo de las corridas nocturnas ya se hizo tiempo atrás cuando se le intentó dar una oportunidad a Blas Romero ‘El Platanito’, que tenía la obsesión de ser  lidiador. Tanto fue así que  dejó su trabajo de ganapán para recorrer el campo en busca de capeas en dehesas a morlacos enamorados de la luna. Su estilo era tremendista y arriesgado y sólo necesitaba un medio para darse a conocer, que le llegó con una novillada organizada para descubrir nuevos talentos, el llamado ‘Festival de  la Oportunidad’, celebrado en junio de 1964, todavía con Franco dando por el saco. Blas Romero triunfó en toda regla como novillero, pero no por sus capacidades técnicas o artísticas; muy al contrario, la gente llenaba las plazas para reírse a mandíbula batiente con los porrazos que le daban los astados. Cuentan las crónicas que toreando a un novillo resabiado y de difícil manejo fue vapuleado y lanzado varias veces al aire. Sangraba por la cara y por la pierna y tenía la taleguilla hecha jirones, pero en un alarde de valentía dijo a su cuadrilla: ‘Quietos, todo está según lo previsto’. Blas Romero tomó la alternativa el 10 de octubre de 1970 pero nunca alcanzó la fama. Terminó siendo torero de ‘charlotadas’ al estilo de’El bombero torero’. Aviso a navegantes: Díaz Ayuso debería tomar buena nota de la mala suerte de aquel novillero. Me consta que en Génova, 13  comienzan a estar ‘nerviosos’ con sus extravagancias  y ocurrentes astracanadas.

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