lunes, 23 de septiembre de 2024

Una foto para la historia

 

 


Conservo colgada en la pared de casa una foto con su correspondiente marco de color negro que me trajo de Nueva York mi hija Edurne. Es la conocida foto "Lunch atop a Skyscraper", del 20 de septiembre de 1932, durante la construcción del Rockefeller Center tomada por el fotógrafo Charles C. Ebbets. Todos los obreros, once en total, están sentados sobre una viga sin ningún tipo de protección aparente ni sensación de vértigo. Se sabe con certeza que fue tomada en el piso 69 del edificio a 240 metros de altura, hacia el final de la construcción. El truco consistió en que unos metros más abajo tenían un piso completamente terminado. Pues bien, en un trabajo  de Sofía Campos en el diario La Razón, la periodista cuenta que uno de aquellos obreros era un inmigrante de origen vasco, algo que ya se sabía. Se trata de Ignacio Ibargüen Moneta, segundo por la izquierda, dando lumbre al cigarrillo de un compañero. Ibargüen era natural de Valmaseda (Vizcaya) donde había nacido en 1899, y tras marchar a Argentina, primero, y a Inglaterra, después, para no hacer el servicio militar en España, llegó a Nueva York en busca de mejor fortuna en 1927. Según he podido leer, el compañero al que le daba fuego con su mechero era Matty O'Shaughnessy. A aquellos hombres arriesgados que caminaban por las vigas sin ningún tipo de protección se les conocía con el apelativo de “sky boys” o “ironworkers”. Lo que ya no se cuenta es el número de obreros de la construcción que murieron en accidentes laborales construyendo rascacielos. Tras la Gran Depresión de 1929, cualquiera, daba igual que fuese norteamericano que inmigrante, buscaba trabajo con desesperación sin importarle el riesgo que entrañase. Fueron tiempos duros para las familias. La foto en cuestión (también otras con obreros encaramados en vigas) fue una estrategia publicitaria, un montaje en toda regla que dio la vuelta al mundo. El negativo se encuentra depositado en el Archivo Bettmann, propiedad de Visual China Group. La información la aportó Arturo López Guinea desde la Biblioteca Foral de la Diputación de Vizcaya, con los documentos recogidos en la web ‘FamilySearch.org’, que alberga millones de microfims, creado por una congregación mormona que lo conserva cerca de Salt Lake City (Utah). Según los datos de que se dispone, Ibargüen estuvo casado con Esperanza Ojinaga, nacida en 1911 en Berango (Vizcaya) y fallecida en Queens, N.Y., el 25 de febrero de 1989. Su entrada en los Estados Unidos fue el 5 de abril de 1917 y más abajo con su nombre en rojo, con fondo verde, aparecen los nombres de su cónyuge Ignatius Ibargüen y de su hija Shirley Ibargüen. También se encuentra registrada la defunción de Shirley el 9 de abril de 1935 y su fecha de nacimiento, el 20 de diciembre de 1934. Finalmente, en un Censo de 1940 aparece esa familia, con domicilio en 40 Pacific Street, Brooklin, de Nueva York. Fue naturalizado como estadounidense en 1944. Entonces vivían en el 80 Smith Street, Brooklyn. De la misma manera, existe un documento acreditativo de la muerte de Ignacio Ibargüen en marzo de 1957 en Nueva York, así como el nombre de su mujer y el de sus hijos vivos, Louise y Donald. Vamos, que las cosas no son lo que parecen.

 

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