lunes, 2 de septiembre de 2024

Hemerotecas

 

 

El periodista Ángel de Uña y Villamediana, gran deportista en su juventud, redactor jefe de Economía de Heraldo de Aragón, presidente de la Academia de Gastronomía Aragonesa a la muerte de Antonio Beltrán y primer presidente de la Lonja Agropecuaria del Ebro, me sorprendía en ese diario regional (20/07/2008) con un artículo que no tenía desperdicio. En aquel trabajo hacía referencia a una de las lecciones, a su entender, más útiles sobre Economía impartida por Carlos Solchaga a un grupo de estudiantes de Periodismo, al señalar que  “para valorar la coyuntura económica, lo primero que se debe hacer es recurrir a las fuentes oficiales y, sobre todo, a tres oráculos infalibles: una peluquería de señoras, un restaurante alto nivel y un taxista”. Según Solchaga, la dueña de casa es la primera persona que detecta un descenso en su capacidad adquisitiva cuando se acerca al supermercado; y, en consecuencia, reduce los gastos en peluquería. Por otro lado, en los restaurantes de postín es donde se cierran importantes contratos mercantiles y, por tanto, su contracción equivale a un descenso en la reserva de mesas de comedor; y el taxista escucha mientras conduce diversas opiniones de los pasajeros sobre la actual coyuntura. Con esos mimbres se puede articular un cesto de diversa capacidad, desde un pequeño cestillo para recogida de setas en el monte hasta un cuévano para llevar la uva en tiempo de vendimia. No hay mejor distracción que visitar hemerotecas, algo posible en España desde que en 1916 apareciese la primera de ellas, la Hemeroteca Municipal de Madrid, fundada a iniciativa de dos periodistas, Ricardo Fuente, de ideología republicana, y Antonio Asenjo, que durante la Guerra Civil estableció inicialmente en Salamanca y luego en Burgos otra hemeroteca paralela, donde recopiló toda la prensa editada por el bando rebelde. Esta labor fue paralela a la realizada por Manuel Rosón, que hizo lo propio en la Hemeroteca Municipal de Madrid con la publicada en el bando republicano. Ambos repertorios se fusionaron en dicha institución una vez finalizada la guerra, dando lugar a una de las colecciones más significativas e importantes de ese oscuro periodo. Hoy casi todo está digitalizado.

 

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