El periodista Ángel de Uña y Villamediana, gran deportista en su juventud, redactor
jefe de Economía de Heraldo de Aragón,
presidente de la Academia de Gastronomía
Aragonesa a la muerte de Antonio
Beltrán y primer presidente de la Lonja
Agropecuaria del Ebro, me sorprendía en ese diario regional (20/07/2008) con un artículo que no tenía desperdicio. En aquel
trabajo hacía referencia a una de las lecciones, a su entender, más útiles
sobre Economía impartida por Carlos
Solchaga a un grupo de estudiantes de Periodismo, al señalar que “para valorar la coyuntura económica, lo primero
que se debe hacer es recurrir a las fuentes oficiales y, sobre todo, a tres
oráculos infalibles: una peluquería de señoras, un restaurante alto nivel y un
taxista”. Según Solchaga, la dueña de casa es la primera persona que detecta un
descenso en su capacidad adquisitiva cuando se acerca al supermercado; y, en
consecuencia, reduce los gastos en peluquería. Por otro lado, en los
restaurantes de postín es donde se cierran importantes contratos mercantiles y,
por tanto, su contracción equivale a un descenso en la reserva de mesas de
comedor; y el taxista escucha mientras conduce diversas opiniones de los
pasajeros sobre la actual coyuntura. Con esos mimbres se puede articular un
cesto de diversa capacidad, desde un pequeño cestillo para recogida de setas en
el monte hasta un cuévano para llevar la uva en tiempo de vendimia. No hay mejor distracción que visitar hemerotecas, algo
posible en España desde que en 1916 apareciese la primera de ellas, la Hemeroteca Municipal de Madrid, fundada
a iniciativa de dos periodistas, Ricardo
Fuente, de ideología republicana, y Antonio
Asenjo, que durante la Guerra Civil
estableció inicialmente en Salamanca y luego en Burgos otra hemeroteca
paralela, donde recopiló toda la prensa editada por el bando rebelde. Esta
labor fue paralela a la realizada por Manuel
Rosón, que hizo lo propio en la Hemeroteca
Municipal de Madrid con la publicada en el bando republicano. Ambos
repertorios se fusionaron en dicha institución una vez finalizada la guerra,
dando lugar a una de las colecciones más significativas e importantes de ese oscuro
periodo. Hoy casi todo está digitalizado.
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