sábado, 21 de septiembre de 2024

Pequeños cerveceros

 

 


A mi entender, nunca se debería beber cerveza ‘a morro’ por, tres motivos fundamentales. El primero de ellos es que bebiéndola directamente del botellín o de la lata se pierden todos los matices de aromas y sabores; el segundo, por ser una falta de educación; y el tercero, porque al no servirse en copa, no se genera espuma por la que se libera parte del anhídrido carbónico resultando más agradable su sabor. Si algo me subleva es cuando al pedir una cerveza en un bar que el mozo de la barra me pregunte si quiero vaso. Yo siempre le respondo: “¿Usted que cree?”. Es como si en un restaurante el camarero me preguntase si deseo cuchara para tomar la sopa. Beber a morro, por eso digo,  es como beben los treintañeros no emancipados, los que viven solos, los obreros de la construcción y los vendedores al detall de calzonclllos "Cañamares". Lo que sucede, por otro lado, es que son pocos los camareros que saben cómo tirar una cerveza correctamente. Para ello, lo primero se requiere que la copa esté limpia. Después hay que mojarla, descartar la primera salida del grifo e inclinarla unos 45 grados hasta completar tres cuartas partes de su capacidad. Llegados a ese punto, la copa deberá ponerse vertical y se le aplicará unos golpecitos suaves  para que suba el gas carbónico del fondo hasta conseguir dos o tres centímetros de espuma en la parte superior. Un experto barman afirmaba en una revista que “la materia prima seleccionada en España por las grandes multinacionales es de peor calidad y bien se nota cuándo las empresas cerveceras aún permanecen en manos de unos pocos empresarios”, como es el caso de “Estrella Galicia” , “Ambar” y la cerveza “Moritz”, fundada en Barcelona en 1856 y que en los años 30 copaba el 34% del mercado catalán, hasta que en los años 70 la crisis del petróleo afectó a varios sectores de la economía y, ante la imposibilidad de una recuperación después de la creación de “Cervezas de Barcelona”, “Moriitz” decidió vender su parte del accionariado, desapareciendo en 1978. La empresa que nació en 1856 por obra y gracia del francés de origen alsaciano Louis Moritz Trautmann renació de sus cenizas en 2004 por el Grupo Ágora (propietario de “La zaragozana”), de modo que la cerveza “Moritz” se fabrica en Zaragoza aunque solo se consume en Cataluña. En la actualidad ese grupo fabrica las cervezas “Ambar” y “Moritz” y mercadea con el café “La pantera”, el agua mineral “Lunares” y la gaseosa “Konga”. Esperemos que sigan siendo pequeños cerveceros por muchos años.

 

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