Una noticia del Diario de Teruel me ha dejado turulato. Resulta que el pueblo de Vivel del Río Martín, en la comarca de las Cuencas Mineras y en el partido judicial de Calamocha, ha cerrado ayer las puertas de su bar después de un año de funcionamiento. El concesionario ha adelantado el final de un contrato que caducaba el próximo día 6 de octubre, después de que el Ayuntamiento hubiese invertido 23.000 euros en una profunda remodelación del local. ¡Ni que hubiesen remodelado el bilbaíno ¡”Café Iruña”! Los vecinos de Vivel del Río Martín dejaron de acudir al bar, ese cuarto de estar común, el día que los concesionarios subieron drásticamente los precios. Un edil contó a ese diario provincial que “empezaron bien, los almuerzos eran abundantes y el precio no pasaba de los 6,50 euros, pero al cabo de pocas semanas el precio subió a 10 euros y los parroquianos dejaron de almorzar allí”. Pero ya me han llegado noticias de que existen muchas solicitudes de interesados en la explotación del servicio de bar. Un pueblo sin bar es como una ermita sin santo. Lo que ignoro es si el tan necesario servicio de ambigú terminará en manos de unos chinos parientes de Fu Manchú, que es lo que se estila de un tiempo a esta parte. Nunca se sabe. De suceder así, tal vez los vivelinos cambien de gustos y dejen de tomar de almuerzo de bocadillo de longaniza o de unos huevos con chistorra y prefieran decantarse por el pollo kung pao, los rollitos de primavera, el arroz tres delicias o los brotes de bambú, aprendan a utilizar con maestría los palillos asiáticos y adopten sus reglas, que para los asiáticos son muy importantes. Los palillos tienen su propio lenguaje, como sucede con los abanicos o las flores. Por eso, jamás se debe usar un palillo para pinchar la comida ni dejarlo pinchado verticalmente en un cuenco. Da mala suerte. Tampoco se deben dejar los palillos apoyados sobre el borde del cuenco. De hacerlo, se dará por hecho que el comensal ha terminado de comer. De la misma manera, en el bar se acabaría sustituyendo el vino o la cerveza por el té o el agua caliente a la hora de degustar el menú. Cumplen un papel importante en la digestión: ayudan a disolver y procesar la grasa de los alimentos, eliminan toxinas y relajan el sistema nervioso. O sea, si el bar de Vivel del Río Martín fuese adjudicado finalmente a unos inmigrantes de la China, na, estoy seguro de que los vivelinos saldrían ganando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario