domingo, 29 de septiembre de 2024

El espejo colonial

 

 


Cuando alguien, además de ser experto en Arte, es miope y tiene un problema de refracción puede ser causa de que aquello que ve en un museo y que a cualquier mortal le entusiasmaría, a él le parezca algo horripilante e impropio de ser colgado en una pared. Se cuenta que Aurelio Pita disponía en su casa de colecciones de libros, todos ellos relacionados con las Bellas Artes. Además, guardaba por orden de publicación ejemplares de la revista “Minutos Menarini”, que el laboratorio regalaba a la clase médica y que el galeno Don Genaro Matarín, sabedor de sus exquisitos gustos, le entregaba mensualmente a Aurelio para que pudiese enfrascase en su lectura. En la actualidad estaba entretenido con el encanto de lo cotidiano del pintor manresano Ernest Descals i Pujol y le llenaba de gozo su cuadro “Ramblas de Barcelona” que le transmitía muchas emociones. Pero, por desgracia, Aurelio Pita, que cada día que pasaba veía menos decidió visitar en compañía de un amigo una galería donde había una exposición de pinturas de Ignacio Fortún, aprovechando que se encontraba en Zaragoza por asuntos que no hacen al caso. Nada más entrar en la galería comenzaron sus críticas. Pero cuando Aurelio Pita se detuvo frente a un retrato de cuerpo entero comenzó a jurar en prusiano. Miró a su amigo y le espetó: “¡Pero dónde me has traído!”. Y sin dejarle responder siguió con su enfado: “Mira, Manolo, el marco es inadecuado para el cuadro y el hombre está vestido de manera andrajosa”. Pero el amigo, más calmado que él, aprovechando un silencio de Aurelio Pita, le dijo: “Escucha, Aurelio, lo que estás viendo no es un cuadro sino un espejo colonial donde te reflejas”. Aurelio se quedo silente. Se rascó el colodrillo. Después le entró una risa nerviosa. A la salida de la galería, ambos decidieron ir a tomar un vermú y unas sardinas en salmuera en el “Bar Bonanza”, en la calle Refugio, el último santuario republicano donde los herbolarios clientes pretendían cambiar el mundo entre humo de cigarrillos y lingotazos de absenta.

 

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