Los lucenses están que lo tiran

 

 

Este país formado por municipios y provincias esta como las maracas de Machín. Mientras unos, como sucede en el Ayuntamiento de Toro (Zamora) prefieren descartar un nuevo parque de bomberos por no ceder a la Diputación de Zamora la propiedad de 6.000 metros cuadrados mediante una mutación demanial subjetiva, otros municipios, como el de Lugo, por dotar  una zona  pública de baño en el río Miño se ha gastado 300.000 euros en la construcción de una pequeña rampa de madera sin escaleras, sin añadir el tiempo utilizado por la Confederación Hidrográfica y la Xunta sobre estudio de caudales. Pero ese es solo el coste  que tuvo el material de las piscinas flotantes que el Concello pretendía instalar en el río. Una mínima parte se utilizó ahora para la pasarela y el resto se guarda en una nave en un municipio cercano a Lugo, donde el Concello también aloja las turbinas de la antigua fábrica de la luz y por el que, según el último dato conocido, paga casi 1.700 euros de alquiler al mes. El Concello también invirtió en la compra de mobiliario y de servicios para la zona de baño, como vestuarios y aseos, hamacas y juegos infantiles. Y este año destina unos 15.000 euros al servicio de socorrismo, que suele contratarse cada verano para todo el tramo municipal de río y que recibe una ayuda a la Xunta, pero este año renunció. Pero, para llevar a cabo la instalación de esa rampa, antes fue necesario comprobar si había mejillones y, como sí había, hubo que trasladar los 172 ejemplares encontrados y cambiarlos de lugar, y parece ser que el costo de ese traslado supuso más de 200 euros por cada ejemplar protegido. Esa tarea habrá que hacerla cada año. La playa fluvial fue una idea de BNG asumida por los socialistas como parte de sus pactos de gobierno en el Concello y en la Diputación, pero acabaron desistiendo del proyecto por la dificultad de obtener los permisos necesarios debido a la protección ambiental que tiene el río en el tramo urbano.