jueves, 4 de enero de 2018

La perífrasis de Anson





Estoy convencido de que Luis María Anson es un gran periodista. Decir lo contrario equivaldría a no conocer al personaje. Pero ello no quita que alguna vez patine en el caramelillo resbaladizo de la Monarquía instalada en España. Hoy, en El Mundo, he quedado digámoslo de una manera suave, sorprendido por su columna. Su trabajo, “Artículo para Don Juan Carlos”, pretendía ser un particular felicitación para el rey emérito, que mañana día 5 de enero cumple ochenta años. Anson dice conocer a Juan Carlos desde la adolescencia y que “junto a Carlos I, Felipe II y Carlos III, ha encarnado uno de los cuatro reinados más importantes de la Historia de España”. Muy bien, Ansón, queda dicho y tomo nota. Pero deberá permitirme ese periodista y académico de la Española que le recuerde el título de la farsa filosófica de Luigi Pirandello “Así es (si así os parece)”. En este caso, la comedia está sacada del cuento "La señora Frola y el Señor Ponza", su yerno. La obra de Pirandello trata el tema de la verdad, el contraste entre realidad y apariencia, entre verdadero y falso. Pero Anson, en su elogioso relato hacia la figura de un monarca que ya no ejerce la Jefatura del Estado, y que no supo en modo alguno conocer dónde podían estallar los problemas pese a lo que Anson afirma, utiliza lo que podría haber sido un ejercicio de felicitación hacia un octogenario, para hacer una defensa de su hija Cristina con más énfasis que el fiscal Horrach en el caso Nóos. Un fiscal que con el tiempo pasó de ser azote de la corrupción y aparente “defensor” de la infanta a abogado defensor del caso Cursach. Y Anson, aprovecha aquello de “ir por atún y ver al duque”, para arremeter duramente contra el juez Castro, “un juez – según señala en su artículo-- que aspiraba a estrella y que se regodeó en prolongar la instrucción y el linchamiento público de la infanta”. También informa al lector de que tras la muerte de Álvarez de Miranda, es el único consejero del Consejo Privado de su padre que queda vivo. Claro, ante semejante afirmación, es difícil que alguien con dos dedos de frente pueda entender lo que pinta un consejero en activo de un hombre que reposa en el pudridero de El Escorial desde 1993 y que nunca fue rey de España pero que fue enterrado con honores de monarca, como si en vida hubiese sido coronado como Juan III. Es, por decirlo pronto y claro, como si yo me convierto en consejero del Doncel de Sigüenza. Si Anson desea felicitar al rey emérito, nada se lo impide. Pero la perífrasis, como él bien conoce, es una figura retórica que consiste en utilizar más palabras de las necesarias para expresar una idea o un concepto. Vamos, que es como ir de Zaragoza hasta Valencia por Vigo. Una vez leído el artículo de Anson me siento mal, como si acabase de leer “El coronel no tiene quien le escriba”, ese coronel que espera una pensión que nunca llega... En la historia de los reyes, como sucede con los medicamentos, siempre hay que leer con atención en el prospecto lo concerniente a los efectos secundarios. A veces el remedio es peor que la enfermedad.

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