Manuel Alcántara,
a mi entender uno de los mejores articulistas que dio el siglo XX, hacía unas
reflexiones al poco de morir Cela,
que también podían valer para ser de aplicación a Moravia, Alberti, Borges, etc. Señalaba: “Cuando un viejo
ilustre se hace acompañar en la última vuelta del camino por una mujer joven y
paciente, debe comprender que se trata de una contraprestación aplazada. Tiene
mucho mérito localizar un terceto de El
paraíso perdido a las cinco de la mañana o limpiar un culo a cualquier hora
del día. (…) Aunque hayan confundido amor con admiración, se lo han ganado a
pulso. Los viejos pesan lo suyo”. En fin, como dice la vieja coplilla, “no hay
lunita más clara que la de enero; ni amores más queridos que los primeros”. Los
viernes son buenos días para reflexionar. Hay que aplicarse el cuento.
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