Lo andaluz
Manuel
Bohórquez comenta hoy en El
Correo de Andalucía que “tiene que haber poderosas razones para que el
Partido Socialista lleve tantas décadas gobernando en la región de más
habitantes de nuestro país”. Al hacer referencia al paro endémico y a los
últimos datos del Informe Pisa sobre
educación, señala lo que todos sabemos: que Andalucía sigue a la cola de
España, donde el PSOE lleva casi cuatro décadas en el machito. A todos,
supongo, nos gustaría conocer esas “poderosas razones”, pero eso ya parece el
misterio de la Trinidad,
no de la que estudian los teólogos, sino de la otra, la Triniá, mi Triniá, la de la puerta real, carita de
nazarena, por la virgen Macarena, yo te tengo compará, algo en tu vida
envenena… etcétera. ¡Ay, Marifé de
Triana, la de torre de arena…! El caso es que el andaluz, en general
pacífico y acogedor, tiene ingenio a la hora de inventar palabras para definir
a alguien que les cae mal: guartrapas,
malaje, fartusco, carajote, julai, jartible, ciezomanío, papafrita… Guartrapas es aquel que se las da de
listo; malaje, el malintencionado; fartusco, el ególatra que busca protagonismo;
carajote, el engreído; julai, el pícaro; jartible, el cansino; ciezomanío,
el desagradable; papafrita, el
individuo de poca valía… Yo siento un gran respeto por lo andaluz, por sus
tierras y por sus gentes. Por los socialistas que gobiernan esa bendita tierra,
menos, que todo sea dicho. Susana Díaz, esa
especie de marquesa de Benamejí en
la que los andaluces tienen puestas todas sus complacencias es como la
esperanza, no de Triana, sino de los descamisados de las 60 peonadas. Menos
todavía siento simpatía por los socialistas desde el mangazo de los ERE y desde
que en Sevilla plantaron la Torre Pelli
y el adefesio de las venenosas setas en la Encarnación durante el
califato de Sánchez Monteseirín.
Esas excentricidades no se le hubiesen ocurrido ni al que asó la manteca, un
personaje que quedó reflejado en “El arte
de cocina, pastelería, bizcochería y conservería”, de Francisco Martínez Montiño, publicado en 1611, y en su apartado “Cómo se puede asar una pella de manteca de
vacas en el asador”, según consta en la edición de de 1763. Y, claro, luego
llegan las comunidades ricas y dicen que dan más de lo que reciben en el
reparto de la pedrea nacional del ministro Montoro,
que lleva apellido de municipio cordobés y que sonríe como si tomase las aguas
medicinales del arroyo Arenosillo. Ándele, maestro: tirititrán, tran, tran,
tirititrán, tran, tran, tirititrán, trantrero, tirititrán, tirititrán.
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