Un maestro pedante solía decir a los niños: “También son
nombres femeninos los de las estaciones del año, por ejemplo, la primavera. Se
exceptúan el verano, el otoño y el invierno”. Es lo mismo que dice Mariano Rajoy cuando tiene un micrófono
delante: “España va bien y la economía está creciendo”. Le falta por decir que
se exceptúa un 28’6% de los españoles que están en riesgo de pobreza; que España es
el tercer país con mayor desigualdad de la UE; que el 10% más rico obtiene la cuarta parte
de los ingresos del total de la población; que 3’5 millones de personas viven
en la pobreza más severa; que más de 4’5 millones de pensiones están bajo el
umbral de la pobreza; que aumenta la tasa de trabajadores pobres; y que el 10’6
% no pueden calentar adecuadamente sus viviendas. El síndrome de Sherezade es una alteración de la cognición que consiste
en estar convencido de que cualquier estupidez que le acontezca a uno puede ser
objeto de disertación. Al ciudadano se le puede entretener con cualquier cosa,
verbigracia: que un individuo le llame a otro, sin venir a cuento, caranchoa, que el insultado le dé un
sopapo al insultante y que todo ello se convierta en fenómeno viral. En este
país ya da igual la crítica democrática que los chascarrillos cuarteleros o los
escupitajos de taberna. ¡Joder, qué asco!
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