Cada maestrillo tiene su librillo. En lo
referente a arroces en paella les confieso que las he consumido en muchos
restoranes, en comidas familiares y hasta en ruta, en largos viajes por
carretera. Lo correcto sería en estos casos afirmar que la mejor paella es la que
como en casa. Pero a algunos lectores les parecería que exagero. Pues bien,
haciendo un repaso a los mejores arroces en paella (paella según el DRAE viene
del valenciano y significa sartén, que a su vez proviene del latín patella; y según el “Breve Diccionario Etimológico” de Joan
Corominas, del catalán, que es el mismo idioma) me decanto por un suelto
leído en la sección de Gastronomía del
diario ABC (Cristina Garrido. 29/06/12). En él, la autora de aquel reportaje
hacía una entrevista a Gerardo, jefe
de cocina de la Casa de Valencia, en
Madrid (Pintor Rosales, 58) donde el entrevistado le daba a esa periodista unas pautas sobre los
secretos del verdadero arroz en paella a la valenciana. Ingredientes: arroz (recomienda la variedad calasparra), pollo, conejo, judías
verdes, garrofón cocido, alcachofas, salsa de tomate, ajo, hebras de azafrán,
caldo de carne, aceite de oliva y sal. Modo de cocinarlo: se vierte un poco de aceite de oliva en la sartén, ya que la carne que le va a echar soltará grasa. Una vez caliente, se vierten los trozos de pollo y de conejo dejando que sofrían. Más tarde, se añadirán las judías verdes, las alcachofas troceadas y el garrofón. Durante todo este proceso no
habrá que dejar de remover todos los ingredientes en evitación de que se
peguen. (No hay que olvidar que la base del sabor de un arroz en paella está en
saber lograr bien el sofrito. El garrofón, para el que lo desconozca, es una
leguminosa parecida a los judiones o las habas y se encuentra en algunos
supermercados en diversos formatos: fresco, seco, congelado, y cocido en botes).
Lo siguiente será añadir ajo, hebras de azafrán, salsa de tomate y arroz, en
ese orden. Respecto al agua, por hacernos una idea, se usará algo más de medio
litro en un arroz para cuatro personas (o el doble de agua que de arroz). La
sal se dejará para el final, en evitación de que el pollo suelte agua. Todo
ello se dejará cocer entre 15 y 20 minutos a fuego máximo. En este punto, el cocinero
Gerardo entiende que hay que moverlo todo constantemente para que el arroz se
abra y no se agarre. Yo, perdonen la osadía, no estoy de acuerdo con el chef. A mi entender, el arroz no hay que
moverlo durante su cocción en evitación de que al romperse salga el almidón (que
se transforma en glucosa y se acumula en el cuerpo en forma de grasa corporal.
Esa es la razón de por qué el arroz hervido, cuando hago arroz a la cubana, lo suelo pasar siempre a chorro de grifo por un escurridor. Por otro lado, no hay que olvidar que el aceite interactúa en el
almidón del arroz y cambia su estructura. Enfriar el arroz favorece la
transformación del almidón. El resultado es un plato más sano aunque se vuelva a calentar). Pero a lo que iba. Cuando
se observe que el arroz sube a la superficie y el puntito blanco del grano haya
desaparecido, será hora de meter
la paella con el arroz al horno a 220
grados durante 10 minutos para secarlo. Con ese truco se evita
que el arroz se pueda pasar. Ese es el verdadero arroz a la valenciana.
Si se le agregan otros ingredientes: cigalas, almejas, mejillones, gambas,
etcétera, será lo que vulgarmente se conoce como “paella mixta”, aunque se cocine a la sombra de la torre del
Miguelete.
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