jueves, 7 de marzo de 2019

Ortega Smith, el burka y un rey con gota



Gabriel Ramírez, en El Correo de Andalucía se quejaba de las declaraciones de Javier Ortega  Smith, secretario general de Vox, ayer, en el Parlamento Europeo,  cuando dijo aquello de que “sin Lepanto y Carlos V, las señoras de esta cámara llevarían burka”, refiriéndose al grupo femenino que le recibía con pancartas en las que le recordaban que los derechos de las mujeres son innegociables.  Ortega Smith debería ser consciente de que mujeres y hombres son iguales en la Constitución y que, por fortuna, pasaron los oscuros tiempos franquistas donde a la mujer casada le estaba casi todo prohibido, incluso poder dedicarse al comercio sin el consentimiento expreso o tácito de su marido, o no podía sacarse el permiso de conducción, o casarse con un militar, sin tener previamente  un certificado de haber hecho el Servicio Social de la Sección Femenina, constituida en 1934. Durante ese breve lapso de la Segunda República, la Sección Femenina apoyaba apresos y a sus familias. Durante la Guerra Civil, pasó a prestar apoyo a las familias de los muertos fascistas. Y terminada la contienda, pasó a depender del Estado. Su misión consistía en dar formación a las mujeres exaltando su labor como amas de casa y madres. Se consideraba que la única misión asignada a las mujeres era la atención al hogar y del marido. Durante la década de los 50, la Sección Femenina se dividió en tres ramas: la política, la religiosa y la práctica. Ahí es, precisamente, donde nace el Servicio Social, obligatorio para las solteras de entre 17 y 35 años. Duraba 6 meses: 3 de educación teórica y otros 3 de prestación obligatoria en comedores, hospitales y oficinas, sin ningún tipo de retribución, que habían de realizarse al margen de las jornadas laboral de las pocas mujeres que tenían la suerte de poder trabajar. Así es que, a partir del 26 de noviembre de 1946, como consecuencia del evidente cansancio de esa prestación añadida, fue suprimida esa fase de prestación para las obreras, ampliando el periodo formativo 6 meses, a razón  de 2 horas diarias en el centro de trabajo, a donde se desplazaban  ex profeso los monitores y monitoras de la Sección Femenina para impartir doctrina, o sea, clases de hogar, atención al marido, cocina, planchado, etcétera. En resumen, aquellas sufridas mujeres no llevaban burka, pero a ellas se les exigía una dedicación absoluta a la casa y, sobre todo, al marido, siguiendo los criterios doctrinales imperantes de la Iglesia Católica; que, como el ajo, estaban en todas las salsas. Ortega Smith, que ha sacado a relucir la Batalla de Lepanto y a un monarca de la Casa de Austria sin venir a cuento, debería ser consciente de que durante el franquismo las mujeres no llevaban burka, pero tuvieron “la pata quebrada” por culpa de unos criterios machistas emanados por Falange Española que adquirieron fuerza de ley. ¿Acaso tiene idea Ortega Smith  qué es la democracia? Gabriel Ramírez, en un momento de su artículo, señala: “Hace tiempo, un colaborador de uno de esos programas de televisión que agreden a la inteligencia de las personas, uno de esos programas que ventilan las miserias de unos y otros y acaban con sus vidas, decía que a él le leían todos los días miles y miles de personas a través de su blog alojado en la página de la cadena de televisión. Lo decía porque un escritor (excelente, por cierto) se quejaba amargamente de los pocos lectores que quedaban gracias, entre otras cosas, al embrutecimiento social que causa la televisión basura. Es posible que fueran y sigan siendo miles de lectores los que siguen las chorradas que dice ese colaborador televisivo. La pregunta es: ¿quién lee a semejante mequetrefe?”. A mi entender, posiblemente sean los mismos ciudadanos que tienen en mente votar a Vox en los próximos comicios: unos,  por machistas recalcitrantes; y otras, por  falta de memoria histórica.

No hay comentarios: