jueves, 28 de marzo de 2019

Estupor



Estos días estoy leyendo en los medios noticias que parecen sacadas de La Codorniz, que no son, precisamente para el lector más inteligente sino para el lector que ya no sabe muy bien en qué parte del mundo se come los garbanzos. Una de esas noticias es la de que el presidente de México, Andrés López Obrador, ha pedido por carta a Felipe VI que pida disculpas a su país por la conquista del imperio azteca hace quinientos años por Hernán Cortés en nombre de Carlos I y haber creado el Virreinato de la Nueva España. Hombre, ya puestos, también México podría devolver a España el tesoro  artístico que escondían las bodegas del yate Vita, siendo jefe del Estado Lázaro Cárdenas, y que desaparecieron en el puerto de Veracruz en febrero de 1939. ¿Qué transportaba aquel barco? Nada menos que 110 bultos, entre lingotes de oro del Banco de España, brillantes, cuadros de gran valor, reliquias y tesoros artísticos de catedrales depositados en la Caja General de Reparaciones, organismo creado en 1936 por  Largo Caballero, siendo ministro de Hacienda Juan Negrín. Los fondos acumulados en aquella Caja estaban valorados en 1937 en 640 millones de pesetas, que al cambio de hoy sería una cifra de dinero muy considerable.  Lo que no termino de entender es para qué ha escrito el presidente de México otra carta del mismo tenor al papa Francisco. En fin, lo Cortés no quita lo Atahualpa. Otra noticia que me ha llenado de estupor es la decisión de los vecinos del Barrio de la Concepción, en Madrid, que han quitado unas cintas amarillas en multitud de troncos de pinos, considerando equivocadamente que tenían alguna relación con el Procés catalán, cuando lo cierto era que esas cintas estaban colocadas expresamente en la lucha contra la procesionaria. Ya ven cómo anda el aceite del candil.

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