miércoles, 20 de marzo de 2019

Españoles de bien



Santiago Abascal, presidente de Vox ha pedido en unas declaraciones en la web Armas.es un cambio radical urgente en la ley para que los españoles puedan disponer de un arma en casa para autodefensa del morador y ampliar el concepto de “legítima defensa”. Sin cortarse un pelo, Abascal señaló: “Vox es partidario del sentido común, y por supuesto que apoyamos el derecho a la autodefensa de los españoles de bien, faltaría más”. Lo que no aclara ese político de ultraderecha es cómo son los rasgos que caracterizan a un individuo y cuáles son los criterios para que alguien pueda ser considerado “hombre de bien” en España; es decir, si debe vestir cuando salga de casa capa y sombrero, tener las patillas cortas, ir a misa los domingos y fiestas de guardar, rezar el rosario en familia y en la mesa antes de cada comida, guardar el ayuno y la abstinencia en Cuaresma, evitar el baile agarrado, la obligación de que  la mujer deba estar sometida al marido, obligar a la asistencia a clases de religión en las escuelas, cantar el Cara al sol con el brazo derecho extendido a la romana en todos los colegios a las doce del mediodía,  poner como asignatura de obligado cumplimiento un exhaustivo análisis sobre el Testamento Político de Franco, volver a crear los campamentos de verano del Frente de Juventudes en Navaleno y la milicia de leva obligatoria… Uf, me pierdo. Son tantas las cuestiones que desea modificar Santiago Abascal en la Constitución Española, en el Código Penal y en el Código Civil que no llego a abarcarlas. Lo que no termina de comprender este político a la violeta es que más pistolas equivalen a más tiros, que el español es de sangre caliente y que es capaz de matar en un bar a la hora  del vermú a un conocido de barra por declararse más forofo del Betis que del Sevilla, o por haber puesto en duda el famoso gol de Zarra. Santiago Abascal, con su estilo naïf e intemporal, se está convirtiendo en el nuevo Roberto Alcázar, que se corresponde con el patrón estético del señor formal de toda una época. Lo que debía de ser a principios de los 40, supongo, “un hombre de bien”, o sea.

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